"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
lunes, 5 de septiembre de 2016
La izquierda
domingo, 4 de septiembre de 2016
Inversiones y colocaciones a largo plazo. De haberlo sabido...
My decade started as the credit bubble was reaching bursting point, continued through the worst financial crisis in living memory, and then gave way to an anxious and disliked stock market rally, underpinned by historically low interest rates that have driven ever greater anger.How should we have positioned ourselves for this ten years ago?If Hindsight Capital LP, my imaginary hedge fund blessed with perfect foresight, had put on a trade in September 2006 when I took over the Long View, it would have invested heavily in the US (up 69.4 per cent compared with a fall of 8 per cent for the world outside the US, according to MSCI), and avoided Europe (down 12.6 per cent). I should also have told my readers to invest in developed (up 28 per cent), more than emerging markets (up only 14 per cent), although a ten-year bet on Brazil would still be looking good (up 60 per cent in dollar terms).Hindsight also preferred long-dated Treasury bonds to stocks, but it was close; long bonds returned 8.4 per cent per year, against 7.65 per cent for the S&P 500. Outside the US, readers would have been far better off in bonds. It is true that stocks usually beat bonds, but not over the past decade. And we would all be very grateful if we could receive the returns of either US stocks or bonds over the next decade.To sum up ten years in one paragraph: a historic speculative bubble in credit finally burst, and the US came out ahead thanks to looser monetary policy and swift action to fix its banks, while emerging markets slowed down, and Europe was left behind thanks to its bloated banking system and badly designed currency.
Realismo rajoyano
Eso creo yo. Estamos tan mal, que de esta crisis no se saldrá más que con otros hombres con más visión de conjunto, menos miedo, que sepan unificar voluntades.Jon JuaristiREALISMOS'ABC'SE cumplen estos meses los cien años de la ofensiva del Somme, un conjunto de batallas que se sucedieron en el llamado Frente Occidental desde el 1 de julio hasta el 18 de noviembre de 1916 en un desesperado intento por parte de los británicos de aliviar la presión alemana contra sus aliados franceses en Verdun. Las bajas en total ascendieron a más de un millón doscientos mil, entre muertos, desaparecidos y heridos graves de todos los ejércitos contendientes. Fue el verano más sangriento de la Historia, que la cambió de modo radical en muchos aspectos. Por ejemplo, en el de la condición de las mujeres. Hizo más por los objetivos del feminismo la gran matanza de varones en los campos de Flandes que todas las campañas anteriores de heroicas pioneras como la señora Pankhurst. Cambiaron las técnicas militares, las formas de reclutamiento (desaparecieron, por ejemplo, las levas feudales por comarcas). Pero, sobre todo, cambió la política. El Somme se cargó los regímenes deferenciales, restrictivos o censitarios, y alumbró la época de la democracia de masas. Hoy la mayor parte de los historiadores coincide en admitir que, tras la ristra de batallas del Somme, la humanidad entró en un tiempo nuevo. El siglo XX comenzó realmente en el verano de 1916, hace cien años.Yo creo que, en nuestro siglo, los tiempos empezaron a cambiar drásticamente el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y que la transición al XXI culminó en la misma ciudad y en el mismo distrito seis años después, en agosto de 2007. Cambiaron muchas cosas, pero, sobre todo, cambió la política. El terrorismo ubicuo y la crisis financiera global dieron la puntilla a las distintas versiones del idealismo que dominaban hasta entonces, y se comenzó a llevar el realismo. Incluso las elecciones legislativas de 2011 en España, habitualmente uno de los últimos países occidentales en enterarse de por dónde sopla el viento, demostraron que nada podía sustraerse a esa tendencia. No ganaron los idealistas, ni los del buen rollito ni los indignados. Ganó Mariano.Y sigue y seguirá ganando, aun en el caso de que hiciera poco o nada por conseguirlo, porque no hay otro realista en el terreno de juego. Yo que Sánchez Pérez-Castejón iría pensando en qué me gustaría ser de mayor, después de que se nos vaya la Pascua, mozas. Tiene Sánchez tantas dotes naturales para la política como servidor para la ópera. Es una lástima, y hablo muy en serio, que lo haga después de haber completado la demolición del PSOE, la única izquierda que alguna vez fue compatible con el bipartidismo. Ciudadanos y Podemos, dos formas terminales del idealismo, la untuosa inquisitorial y la populista vociferante, sobrevivirán enquistados en la administración local hasta las próximas elecciones...Arcadi Espada,El Mundo,Crisis de secesión y su salidaMi liberada:
... Rajoy ha cometido errores en la gestión de los años más difíciles de la democracia española. El principal, el de Cataluña, que es el de permitir que en una parte del Estado no se cumpla la ley. Ningún partido, ni siquiera C's, ha hecho de este reproche la base de su oposición política. El reproche por antonomasia ha sido el de la corrupción. Tiene poco sentido. La corrupción es un problema absolutamente menor comparado con la rebelión del gobierno de Cataluña. Esa rebelión ha bloqueado España y Rajoy no ha sabido impedirlo. No solo eso. Como demuestran las sórdidas conspiraciones del ministro Fernández ha pretendido combatir a los desleales de modo subterráneo, a la manera -moral, no técnica- con que el felipismo combatió a ETA. El fracaso ronda el sainete. Y lo peor: disemina una sospecha de debilidad sobre el funcionamiento del Estado absolutamente desmoralizadora.
No han de buscarse sofisticadas interpretaciones de este fracaso de Rajoy. El problema, simplemente, ha sido más grande que él. Su descargo es que no ha tenido a su lado a los socialistas. Más allá de la apariencia, la actitud del PSOE ha sido de una gran irresponsabilidad. Ha flirteado estúpidamente con la falsa solución de la reforma constitucional -ninguna que no suponga la autodeterminación satisfará a los nacionalistas- y permite que sea un gobierno en funciones, maltrecho y sin base parlamentaria el que vaya a hacer frente a las próximas patadas nacionalistas a la ley. La unidad ante la rebelión debió ser la misma que ante el terrorismo de ETA, pero el socialismo nunca lo ha entendido así. El socialismo proclama la necesidad de "una solución política para Cataluña". Pero solo lo hace para disponer de un arma más contra la derecha. Rajoy no puede formar gobierno a causa de Cataluña. Pero tampoco puede hacerlo sánchez, y a causa de lo mismo. La única manera de superar el bloqueo pasa por el acuerdo -y por un acuerdo a la larga, no meramente circunstancial- entre los dos partidos mayoritarios. Pero los dos no son igualmente responsables de su inexistencia: uno lo reclama y el otro se niega.
De esta crisis solo se sale de un modo, y es por la articulación de un nuevo gran partido español a la izquierda del PP. Este partido aún puede ser el PSOE: bastará que pedro sánchez castejón, su núcleo de dirigentes y su política sean derogados. Si la solución no la dan los militantes socialistas habrán de darla los que hasta ahora han sido sus votantes, empezando por los gallegos y vascos. Vista la inutilidad del actual partido para la práctica de ninguna política real deberán ceder, según carácter, sus votos al partido Podemos y tumultos asociados, y a C's. Eso es lo que ya ha pasado en Cataluña, vanguardia siempre, y lo que debe pasar en España, si el PSOE dimite de sí mismo.
Ni que decir tiene que semejante pulverización de la burocracia socialista aumentaría la posibilidad de que C's, ya beneficiado por la corrompida política de los fernández y los moragas del PP, daría a Ciudadanos la posibilidad de convertirse en un decisivo partido español, no solo capaz de lubricar la razón, sino de imponerla. Para ello sería interesante que, más allá de malabarismos, se dedicara a fijar con precisión quién es ahora el responsable de la catastrófica situación española, es decir, quién es el principal aliado objetivo de los que trabajan activa, y exitosamente, por la destrucción del Estado de derecho. Un heroico mainstream, que fue de Álvarez de Miranda a Fernández Ordóñez, permitió salir de la crisis del franquismo. De la crisis de la secesión no se saldrá de otra manera.
sábado, 3 de septiembre de 2016
El hambre el el mundo existe porque se quiere
Evolución del liberalismo al antiliberalismo
Como habrán notado, no soy austriaco. Pero durante mucho tiempo fui un fan de Hayek y Mises. Hay algunas cosas que todavía respeto de estos dos. No de Rothbard , que me parece un espanto sacado de Juego de Tronos. Siempre pensé, y discutí con un amigo liberal, que a esta escuela le faltaba una macroeconomía. No la tenía por rechazo de ambos autores a tal concepto. El conjunto era la suma armónica de los individuos, según ellos.
Yo pensaba que la macroeconomía que faltaba era Friedman, un liberal con una teoría monetaria que cubría el vacío macroeconómico de los Austriacos.
Lo que me ha hecho cambiar ha sido la crisis. La crisis me ha descubierto que los mercados financieros no se auto regulan, que no son eficientes, que provocan enormes sacudidas, y que la mayoría de las recesiones están mal enfocadas por prescindir de las sacudidas financieras en su análisisis. Creo que sin finanzas no habría más que suaves ciclos, en contra de lo que creen los Nuevos Clásicos, Lucas & al. Los mercados financieros tienen reacciones mucho más rápidas, unisireccionales, e imparables que los mercados de bienes y servicios, cuyos precios relativos son más lentos al masificarse.
Pero sin finanzas y dinero viviríamos en un mundo de trueque: no hubiéramos llegado a ninguna parte. Las finanzas son ineludibles, pues ponen en contacto el presente con el futuro. Sin finanzas estaríamos estancados. Ahora bien, esa conexión presente-futuro no es segura. Está rodeada de incertidumbre y de errores, y la corrección de esos errores por parte de los individuos no lleva necesariamente a la corrección del conjunto, al revés, puede acentuar los desequilibrios.
En fin, que no creo ni por un momento que la acción y reaccion individuales sean auto correctoras y acaben bien. Pueden producir un desconcierto enorme, y la caída de piezas fundamentales del sistema capitalista - que creo que hay que defender frente a su contrario, el comunismo o sistema administrado desde arriba - puede ser decisiva.
Cuando las cosas van normal, porque no hay sacudidas financieras, los predios de los bienes y servicios sirven bastante bien de orientación de las decisiones. Pero esa apariencia de normalidad y equilibrio puede estar ocultando un "Cisne Negro", como en 2008. 2008 demostró que a los mercados financieros hay que regularlos, porque producen riesgos sistemicos que no se ven venir. Hay que evitar en lo posible esos riesgos sistemicos, lo que implica regulación y supervisión: injerencia de una autoridad, lo que va en contra de la Escuela Austriaca y la teoría de la Eficiencia de los Mercados, o EMH.
En cuanto al dinero, creo que en los pánicos, la gente pierde el sentido del precio de equilibrio, y entonces se hace necesaria una política monetaria a los Friedman, porque la gente busca liquidez como sea, a costa de liquidar malamente activos. Hay que evitar esas ventas frenéticas, esa sed de liquidez, esas subidas astronómicas de los tipos de interés, porque sino todo se puede ir al garete, como casi sucede en 2008.
2008 es el clásico caso que una vez pasado se cree que ganaron los buenos porque tenían razón. No. Ganaron los buenos -se evitó el colapso total del sistema financiero- porque unos hombres se esforzaron por convencer a los politicos que si no se salvaban los muebles, el mundo podía caer en el marasmo total. En otras palabras, no porque era inevitable, sino por chiripa. Alguien les escuchó y convenció al Congreso en el último momento, cuando los mercados de liquidez estaban secos.
Quizás fue un error de Paulson dejar caer Lehman Brothers, bajo su visión liberal de que el estado no debe salvar una entidad llena de pufos, pero pienso que si eso agrandó la crisis ya en marcha, quizás esa ampliación del susto tuvo un efecto ejemplarizante. No lo sé. Con todo, creo que el ejemplo ya ha durado demasiado, y que la post crisis se ha gestionado pésimamente, especialmente en Europa. No se puede exigir que una generación entera pague con la frustración su vida activa cuando hay recursos para evitar tanto coste humano. Y creo que ese coste tiene efectos externos sobre la sociedad enormes, como los tuvo en la crisis de los treinta. Hitler no floreció en una sociedad sana y equilibrada.
Sobre libros
Versos de unos de sus últimos libros de poesía. Eduardo García de Enterría, fino crítico literario y "comprador" de libros, aparte de gran jurista, decía que Borges era mejor poeta que narrador. Creo que tenía razón. Comparaba la sencillez y llaneza de los versos de Borges con el barroquismo de nuestros mejores poetas, y es verdad. Nosotros tendemos al barroquismo, a la viguería retorcida, por naturaleza,"que otros se jacten de los libros que han escrito,yo sólo me enorgullezco de los que he leído".
viernes, 2 de septiembre de 2016
La falta de potencia de la artillería de los Bancos Centrales: fracaso del monetarismo
El problema de España
jueves, 1 de septiembre de 2016
Si quieres ilusiones, vete al cine
"Si de lo que está hablando entre líneas Pablo Iglesias es de eso, desde luego, no está apelando a ninguna quimera disparatada. Bien al contrario, eso se podría hacer; es más, se debería hacer, claro que se debería hacer. El problema es que, se llame como se llame el próximo presidente de España, su capacidad efectiva para materializar una iniciativa tal tendería a cero. Sin duda, en las convenciones económicas de los tecnócratas del PP y del señor Garicano no hay nada apasionante. Pero, sin embargo, rebosan de algo en extremo perentorio en el universo de los adultos: sentido de la realidad. Y el gran inconveniente que plantea la realidad es que existe, incordio que todos los que han dejado de ser jóvenes descubrieron en su día con algún pesar. En puridad, lo que abandera Iglesias no es una alternativa a nada, sino una simple falacia de composición. Porque su querencia únicamente se antojaría factible dentro del marco supranacional de la Unión Europea en su conjunto. Algo que, huelga decirlo, no va a ocurrir."
miércoles, 31 de agosto de 2016
Efectos del QE sobre bonos privados: más especulación, no inversión
On the issue, numerous doubts are still in place: in Japan, the big corporations have used the new liquidity trickling from the monetary authorities to the banking and corporate sector to benefit the existing shareholders, both directly by boosting the dividends and indirectly via buybacks. The buybacks have exploded from ¥ 1000 billion in 2012 to over ¥ 4000 billion in 2015, but visible effects have been appreciated only on the stock markets, where the ETF and corporate bonds purchases have been determinant in sustaining the Nikkei index to high levels. The dynamics of corporate investment have been largely unaffected by the BoJ unconventional measures. Paradoxically, the market rewarded these strategies since a reduction of the floating stocks increases by definition the earning per share. Time will tell. Surely, the small businesses, cut off by Draghi’s CBPP, will continue to endure a persistent credit crunch due to the difficulties of the Eurozone banking system, especially in peripheral countries. This is not exactly encouraging from the perspective of growth in countries where the small-medium enterprises are the core of the manufacturing sector, like Italy.
¿Qué hemos aprendido en economía desde 2008?
(Suppose that, sleep-deprived, you then switch on the radio or TV only to hear that US Federal Reserve Chair Janet Yellen and European Central Bank President Mario Draghi are considering reducing interest rates further. Will you rejoice at the prospect that your financing costs will fall? Will you be motivated to invest your own money now that it earns lower (perhaps even negative) interest?No and no. Your reaction is most likely to be one of alarm: “Oh, my God! If Janet and Mario are considering another interest-rate cut, they must have good reason to believe that demand will remain low!” So you abandon your investment plan. “Better to borrow money at almost no cost,” you think, “and buy back a few more of my company’s shares, boost their price, earn more on the stock exchange, and bank the profits for the rainy days that are coming.”)
martes, 30 de agosto de 2016
Por qué los tipos de interés negativos son perniciosos
Imagine you are an entrepreneur with money in the bank, or have a bank eager to lend large sums to invest in your business. You spend sleepless nights wondering whether you should invest in a new product – that is, whether you should exploit your access to money to cause an array of others to work on your behalf. In our current Great Deflation, what worries you most is your customers’ future purchasing power and sentiment. Will they be able and willing to buy your new product at high enough prices and quantities?Suppose that, sleep-deprived, you then switch on the radio or TV only to hear that US Federal Reserve Chair Janet Yellen and European Central Bank President Mario Draghi are considering reducing interest rates further. Will you rejoice at the prospect that your financing costs will fall? Will you be motivated to invest your own money now that it earns lower (perhaps even negative) interest?No and no. Your reaction is most likely to be one of alarm: “Oh, my God! If Janet and Mario are considering another interest-rate cut, they must have good reason to believe that demand will remain low!” So you abandon your investment plan. “Better to borrow money at almost no cost,” you think, “and buy back a few more of my company’s shares, boost their price, earn more on the stock exchange, and bank the profits for the rainy days that are coming.”And so it is that the price of money falls, even as the supply of it burgeons. Central bankers who never predicted the Great Deflation are now busily trying to find a way out with economic and econometric models that could never explain it, let alone point to solutions. Unwilling to question the political dogma that central banks must be apolitical, they refuse to think of money as more than a “thing.” And so they continue the search for a technocratic fix to a problem crying out for a philosophically astute political solution.It’s a futile quest. Once the price of money (interest rates) hit zero, central banks tried buying mountains of public and private debt from commercial banks to give them an incentive to lend freely. The ECB went so far as to pay banks to lend to business while, at the same time, punishing them for not lending (via negative interest rates for excess reserves).But bankers and businesses, viewing these measures as desperate responses to self-fulfilling deflationary expectations, went on an investment strike, while using the central-bank money to inflate the prices of their own assets (stocks, art, real estate, and so forth). This did nothing to defeat the Great Deflation; it only made the rich richer, an outcome that somehow reinforced central bankers’ belief in central bank independence.
Secular Stagnation. Como combatirlo
Los rincones oscuros de nuestras almas
—No soy así —dijo Trond Arnesen, desesperado—. ¡En realidad, no soy así! Sobre la mesa que lo separaba de Yngvar Stubø había cinco sobres reunidos con una goma de pelo. Todas las cartas estaban dirigidas a Ulrik Gjemselund. Las grandes letras mayúsculas eran las mismas que adornaban la primera hoja de un filofax que había junto a la pila de cartas. —Trond Arnesen —leyó Yngvar Stubø martilleando el dedo índice contra el papel—. Tienes una letra muy característica.Podemos acordar que no es preciso un análisis grafológico, ¿no? ¿Zurdo?—¡ De verdad que no soy así! ¡Tiene que creer lo que le digo! Yngvar se balanceó sobre la silla. Se cogió las manos detrás de la nuca. Se pasó los pulgares por los pliegues. Rítmicamente dejaba que el respaldo pegara contra la pared. Se quedó mirando al chico, sin decir nada. Tenía una expresión chata y neutral, como si estuviera esperando algo o a alguien, y se estuviera aburriendo. —Tiene que creerme —insistió Trond—. Nunca he estado con… ningún otro chico. ¡Se lo juro! Y esa noche, esa noche, fue la última vez que iba. Si yo me iba a casar y… Grandes lagrimones le corrían por la cara. Moqueaba por una de las fosas nasales. Se secó con la manga, pero era incapaz de calmar el llanto. Los sollozos sonaban como los de un niño pequeño. Yngvar se balanceaba adelante y atrás. La silla golpeaba. Tam. Tam. Tam.—¿ No podría dejar de hacer eso? —dijo Trond—. ¡Por favor! Yngvar continuó balanceándose. —Sigue. —Me emborraché tanto —dijo Trond—. Sobre las nueve estaba ya como una cuba. Hacía mucho que no veía a Ulrik y entonces…, sobre las diez y media, salí para tomar un poco de aire. Salí del pub para despejarme un poco. Y, bueno, quedaba muy cerca. La calle Huitfeldt, quiero decir…, y entonces…La silla de Yngvar cayó de golpe sobre el suelo. El joven pegó un fuerte respingo. La taza de plástico con agua de la que acababa de beber se volcó. El policía cogió las cartas. Quitó la goma y ojeó los sobres una vez más sin abrir ninguno de ellos. Después volvió a poner la goma diligentemente, y metió todo el montón en una carpeta gris. Trond reconocía al policía amable que había estado en la reconstrucción. Era imposible leerle los ojos, y casi no decía nada.—Sigo escuchándote.—Ha sido bastante difícil —dijo dócilmente, tomando aire entre los hipidos—. Ulrik ha estado…, dice que…, en realidad había pensado contarlo. Quería decir la verdad, pero cuando me di cuenta de que pensabais que me había pasado toda la noche en el Smuget, no entendí bien por qué…, pensé que… —De pronto echó la cabeza hacia atrás—. ¿No podría decir algo? —se lamentó, y se echó bruscamente hacia delante, apoyando las manos sobre la superficie de la mesa—. ¡Podría decir algo, hombre!—Tú eres el que tiene que hablar.—Pero ¡no tengo nada más que decir! Siento muchísimo no haberlo dicho inmediatamente, pero es que… ¡Yo amaba a Vibeke! La echo mucho de menos. Nos íbamos a casar, yo era tan… ¡Tiene que creerme! —Ahora mismo no tiene mucho interés lo que yo piense —dijo Yngvar tirándose del lóbulo de la oreja—. Pero me importa mucho saber cuánto tiempo te ausentaste de la despedida de soltero. —Durante una hora y media, ya lo he dicho. Desde las diez y media hasta las doce. Medianoche. Palabra de honor. Pregunte al resto, pregúnteselo a mi hermano.—Está claro que la última vez que preguntamos se equivocaron. O, si no, mintieron, todos ellos. Juraron que estuviste toda la noche.—¡ Eso creían ellos! Por Dios, era todo un caos, y yo me fui sólo un rato. Tendría que haberlo dicho inmediatamente, pero… me daba vergüenza. Me iba a casar. —Eso ya lo sabemos —dijo Yngvar con dureza—. Lo has dicho unas cuantas veces. —Tendría que haberlo dicho —gimoteaba el joven—. Pero es que me daba tanta…, pensé que… —Pensaste que te ibas a librar —dijo Yngvar Stubø, la voz tenía una inflexión extraña—. ¿No es verdad? Se levantó, se puso las manos a la espalda y recorrió lentamente la habitación. Trond se plegaba; dobló la nuca y encogió los hombros, como si tuviera miedo de que le fueran a pegar. —Lo interesante —agregó Yngvar, la voz había adquirido algo fingidamente paternal, un tono medio afable, medio estricto—. Lo interesante es que me acabas de contar algo que no sabíamos.El chico había dejado de llorar. Se secaba lágrimas y mocos con la punta de la camisa, y por un momento dio la impresión de estar más aturdido que desesperado. —Ahora no entiendo lo que quiere decir —dijo mirando al policía directamente a los ojos—.Es obvio que han hablado con Ulrik y aquella noche…—Te equivocas —dijo Yngvar—. Ulrik no quiere hablar con nosotros. Está metido en una celda en Grønland y no suelta prenda. Hasta cierto punto tiene derecho a hacerlo. A no soltar prenda, quiero decir. Así que sobre esto de que has mentido a propósito de tu coartada, no teníamos ni idea. Hasta ahora no.—¿ En una celda? ¿Qué ha hecho? ¿Ulrik? Yngvar se detuvo a un metro del joven. Colocó el codo derecho en la mano izquierda, y se acarició la nariz con expresión pensativa. —Tan tonto no eres, Trond.—Yo…—¿ Tú qué?—Francamente, no tengo ni idea de qué va esto.—Hummm. Está bien. Así que quieres que crea que has estado con Ulrik de…, de formas no superficiales, se podría decir… Yngvar señaló con la cabeza la carpeta con los documentos. Las cartas asomaban levemente de la apertura. La cara de Trond se puso como un tomate.—Yo…—Sin saber nada de la relación de Ulrik con sustancias prohibidas —continuó Yngvar—. Con todos mis respetos, me cuesta mucho creerlo. Trond tenía pinta de haber visto, por un momento, al mismísimo diablo, con cuernos en la frente y rabo en llamas. Tenía los ojos abiertos de par en par, la boca se le abrió y los mocos empezaron de nuevo a caer sin que hiciera ningún ademán de querer secárselos. Las palabras se convirtieron en sílabas sin sentido. Yngvar se mordió pensativo los nudillos, sin la menor intención de ayudarle. —Drogas —consiguió por fin decir Trond—. De eso yo no sabía nada. ¡Lo juro!—Tengo una cría en casa —dijo Yngvar, y empezó de nuevo a deambular, dando grandes zancadas, de un extremo a otro de la estrecha sala de interrogatorios—. Tiene casi diez años y posee una fantasía envidiable. —Se detuvo y sonrió—. Miente todo el rato. Tú dices «lo juro» con más frecuencia que ella. Eso no refuerza exactamente tu credibilidad.—Me rindo —murmuró Trond, y daba la impresión de que lo decía en serio, se recostó en la silla y repitió—: Me rindo, joder. Los brazos le colgaban sueltos a ambos lados del cuerpo. Echó la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos. Separó las piernas. Se quedó sentado como un adolescente desgarbado.—Supongo que tampoco sabías que Ulrik se prostituía —dijo Yngvar con tranquilidad, miraba fijamente la larguirucha silueta para no perderse el más mínimo detalle. No ocurrió nada. Trond Arnesen se limitó a quedarse ahí sentado, con la boca abierta, las rodillas bien separadas y las manos balanceándose al compás.—Del tipo más bien exclusivo —añadió Yngvar—. Pero eso no lo sabías, claro. Porque seguro que tú nunca pagabas. Tampoco esta vez el joven reaccionó. Se quedó mucho rato sentado inmóvil. Incluso las manos le colgaban quietas. Sólo un temblor en los párpados mostraba que había estado escuchando. En el denso aire de la sala de interrogatorios no había más ruido que la respiración constante de Yngvar y el zumbido del sistema de ventilación, que apenas se oía.—No deberías haber escrito esas cartas —dijo Yngvar en voz baja y con rabia, no sabía bien por qué—. Si no hubieras escrito esas cartas, ahora todo estaría bien. Estarías sentado en tu casa. En tu hogar. Contarías con la simpatía de todo el mundo. Antes o después remontarías tu vida. Eres joven. Dentro de medio año habría pasado lo peor y habrías podido continuar. Pero tuviste que escribir las cartas. No fue muy inteligente, Trond. «Estoy siendo malvado», pensó, y se sacó del bolsillo de la camisa un grueso puro con su funda de aluminio. «Lo estoy castigando por mi propia decepción. ¿Qué es lo que me decepciona? ¿Que haya mentido? ¿Que tuviera secretos? Todo el mundo miente. Todo el mundo tiene secretos. No hay vidas intachables sin vergüenzas, sin tacha ni mácula. No lo estoy castigando por ser inmoral, he visto demasiado y he comprendido lo suficiente como para hacer eso. Estoy decepcionado porque me ha engañado. Por una vez decidí creer. Mi vida laboral transcurre entre las mentiras y las infidelidades de los demás, entre sus deserciones y sus traiciones. Sin embargo, había algo en este muchacho, en este hombre inmaduro. Algo de candor. Algo auténtico. Pero me equivoqué, y por eso lo castigo.» Olió el puro. Desenroscó un poco la tapa y olisqueó.Trond se levantó lentamente de la silla. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Una fina línea de saliva le caía de la comisura izquierda de la boca. Tomó aire entre hipidos. —Nunca pagué —dijo, y se cubrió la cara entre las manos—. No sabía que a otros les cobraba. No sabía que tenía a otros…, además de a mí. Después lo volvió a dominar el llanto. No se dejaba consolar por nada, ni por la mano vacilante de Yngvar sobre su hombro, ni por el abrazo que le dio su madre cuando la llamaron media hora más tarde y llegó agitada y muerta de miedo, ni por el tosco abrazo de chico de su hermano en el aparcamiento, antes de que lo montaran en el asiento trasero.—Hace mucho tiempo que es mayor de edad —respondió Yngvar a las numerosas preguntas de su madre—. Tendrá que preguntarle a él de qué se trata.—Pero… tiene que decirme si…, es él…, si fue él quien…—Trond no mató a Vibeke. De eso puede estar segura. Pero ahora no está nada bien. Cuídelo mucho. Yngvar se quedó de pie en el aparcamiento bastante tiempo después de que las luces traseras rojas del coche de Bård Arnesen hubieran desaparecido. Mientras estaba ahí sin abrigo, la temperatura cayó un grado o dos; había empezado a nevar. Se quedó bastante quieto, sin saludar a la gente que salía del edificio y se despedía antes de meterse tiritando en los coches para ir a sus casas a reunirse con sus propias familias, sus propias vidas torcidas. En momentos como éstos recordaba por qué la pasión que en tiempos sintió por su trabajo se había reducido a un mitigado y poco frecuente sentimiento de satisfacción. Seguía pensando que lo que hacía era importante. Seguía encontrando desafíos en su trabajo todos los días. Sacaba partido de su amplia experiencia y reconocía que era valiosa.También la intuición se había reforzado con los años, y se había vuelto más precisa. Yngvar Stubø era un defensor de lo correcto y lo justo, a la manera antigua, y sabía que nunca podría ser otra cosa que policía. A pesar de todo, ya no sentía triunfo ni alegría desbordante cada vez que resolvía un caso, como le había pasado cuando era más joven. Con la edad cada vez se le hacía más difícil vivir con los destrozos derivados de cada investigación. Descalabraba vidas, ponía destinos cabeza abajo. Desvelaba secretos. Los lados oscuros de las vidas de las personas eran sacados de los cajones y los armarios olvidados. El próximo verano Yngvar Stubø cumpliría cincuenta años. Llevaba veintiocho de ellos siendo policía y sabía que Trond Arnesen era inocente del asesinato de su prometida. Yngvar se había topado con muchos como Trond Arnesen a lo largo de los años, con sus debilidades y sus mentiras vitales; personas corrientes que tenían la desgracia de que cada uno de los rincones oscuros de su vida eran enfocados por la investigación. Trond Arnesen mentía cuando se lo amenazaba y era huidizo cuando pensaba que merecía la pena mentir. Era como la mayoría de la gente. Nevaba cada vez con más intensidad y la temperatura caía constantemente. Yngvar seguía ahí de pie, sintiendo el placer de estar con la cabeza al descubierto y poca ropa en un sitio abierto con mal tiempo. El placer de tener frío.
Debate sobre la responsabilidad de Alemania en
Miguel Navascués:La explicación se entiende perfectamente, igual que se entendía en el artículo anterior. A mí no me convence porque me parece un punto de vista demasiado teórico, mientras que en el mundo real hay multitud de factores que no se están recogiendo en una explicación tan teórica. Casi diría que es un ejemplo de "Si los hechos no encajan en la teoría, cambie los hechos"
Hay muchos factores (políticos, históricos, geoestratégicos,...) que pesan mucho en el mundo real y que no se están teniendo en cuenta en una explicación tan de manual de teoría económica de primero de carrera, que por otra parte no tiene nada de novedosa, porque llevo leyendo opiniones similares desde que estalló la crisis griega en 2010. El punto de vista me recuerda un poco a los que anticipaban una inevitable hiperinflación como resultado de la impresión masiva de dinero por los bancos centrales (que no digo que no suceda en el futuro, pero a día de hoy, ni está ni se la espera). Y es que la realidad tiene una tremenda habilidad para saltarse las afirmaciones de la teoría económica. Cómo dicen los que tienen que tomar decisiones importantes: "Los economistas son buenos cartógrafos, pero malos pilotos", dando a entender que son buenos explicando los hechos pasados, pero casi nunca son capaces de anticipar lo que va a suceder en el futuro.
Por supuesto que el desequilibrio comercial actual es un círculo vicioso que va a tender a incrementarse hasta que algún cambio lo reequilibre. Las dos "soluciones" más predicadas por los teóricos serían una ruptura del euro o la unión fiscal de la UE, y que los alemanes financien nuestro exceso de gasto vía transferencias.
El problema es que la realidad es la que es y la realidad tiende a imponerse a la teoría. A mí lo que interesa es poder anticipar el futuro que va a suceder realmente, por eso tomo con mucho escepticismo los modelos tan teóricos. Los alemanes, cuya opinión tendrá un gran peso en las decisiones adoptadas, defienden sus intereses, y ponen sobre la mesa otras soluciones, cómo que se acabe con el abultado fraude fiscal en los países del sur, que se racionalice el despilfarro en el gasto público y otra serie de cosas que ellos ven de sentido común para que todos "tiremos del carro" y no sean ellos los que tengan que solucionarlo todo. Me hacen mucha gracia las soluciones del estilo de "pues rompemos el euro y devaluamos" o, "que los alemanes nos perdonen las deudas y ya está". Yo respeto todos los puntos de vista (incluso los teóricos que na hay forma de encajar en el mundo real) pero me parece que resumir una situación tan compleja como ésta (que además se da en un entorno internacional que es incluso más complejo, con los chinos esperando a que occidente cometa errores estratégicos para comenzar su asalto a la cima del poder mundial) tratando de encajarla en un modelo teórico planteado hace un siglo, creo que es una pérdida de tiempo. La realidad nos sorprenderá en un sentido o en otro, incluso es posible que el euro se rompa, y luego los que ahora pensáis que esa sería una solución válida tengáis que explicarnos los pavorosos efectos secundarios que tendría esa ruptura.
lunes, 29 de agosto de 2016
El continuo desgaste del prestigio de la FED
"For nearly a decade, since the mid 2008 FOMC meetings where many believed that the worst had past, the Fed been too serene about the economic outlook and a return to past regularities. When the Fed predicted last December that it would raise rates four times in 2016, market participants saw a disconnect from reality. It has been that way for a long time. Figure 1 shows the Fed’s forecasts of its future monetary policies since they began releasing them. The Fed has always believed that rate increases and normalization were around the corner but never been able to deliver. Figure 2 looks at the current situation showing the “dots” reflecting Fed forecasts and the market’s prediction of future interest rates. The divergence between the market and even the dovish end of Fed forecasts is clear."
"Even if the September employment report is strong, I do not see a case for a September rate increase. There is no imminent danger of repeating the 1970s experience where inflation expectations ratcheted up leading to stagflation. If a greater than 1/3 chance of a rate increase in September was not in markets, the cost of credit for small business would be lower and mortgage rates would decline. Employers would be more confident about hiring. And pressures would be removed from emerging markets. The world economy would be more robust."
Alemania y su responsabilidad: explicación
Pero no hay esta posibilidad en el euro. Estamos como dos regiones de un país. En ese caso, un país normal, las regiones deficitarias con el resto reciben de manera automática, dado el sistema fiscal personalizado, transferencias del resto que palían el desequilibrio. Cuando hay una razón extra, como una catástrofe, esa transferencia se aumenta por razones humanitarias. Pero siempre hay un juego de transferencias que se deriva del sistema fiscal. En EEUU, por ejemplo, el aumento del paro en un estado hace que reciba más subvenciones que otros de ayuda al desempleo. Eso palía el déficit entre la regional deficitaria y el resto. Además de eso, hay la posibilidad de que se movilicen trabajadores de la región deficitaria a las demás, y que transfieran parte de sus rentas a sus familiares de origen. Todo esto genera transferencias a favor de la region deficitaria. Que, a su vez, pagará menos impuestos, puesto que tiene menos renta.
Es decir, en un país normal, esas transferencias ni se discuten, son efecto del sistema fiscal debatido en el parlamento.
Entre países, el sistema normal de ajuste es el ajuste del tipo de cambio.
En Europa eso no existe, pero tampoco existe la unión fiscal. No existe el sistema de transferencias que hay en cualquier país. Sin el cual no podría existir.
Alemania no permite ni uno ni otro ajuste. Sin el euro, Alemania se revaluaría, y perdería competitividad. La actividad aumentaría en los paises deficitarios, que exportarían más a Alemania.
Luego el euro obliga (no moralmente sólo, por eficacia) a que haya una unión fiscal, incluso una unión política, para que el juego de transferencias fuera similar al de un país normal.
En las discusiones de Bretton Woods, Keynes hizo mucho hincapié que al ser el los tipos de cambio fijos, los ajustes de desequilibrios deberían obligar a a las dos partes.
No sé si así se entiende. Pero si no se entiende esto, no se entiende por qué estamos atrapados en una trampa. Porque Alemania siempre se va a negar a abrir cualquiera de las dos vías, y siempre obligará a que el ajuste lo haga el país deficitario con grandes sacrificios.
Por otra parte, con tantos derechos de cobro acumulados corre el riesgo que un día alguien no pague, y se arme la de san Quintin.
Perdone, pero no tiene ninguna razón. Precisamente por que la realidad es terca y se impone. ¿No tenía razón Francia en La Paz de Versalles de exigir unas indemnizaciones a Alemania que se sabía que no podría pagar? Precisamente Keynes dio un portazo, avisando que eso traería otra guerra, después de la ruina de Europa Central. Lo que dicen las teorías son a veces muy congruentes con la realidad, pues dicen: si ud hace eso, puede suceder esto, pero si hace lo contrario, esto otro. Lo que dice lo que llama ud teoría, que no es teoría, es una simple identidad contable, es que si un país tiene continuamente superávit y otro tiene continuamente déficit, y no se soluciona por las únicas vías que hay, el malestar social puede traer conflictos que lleven a la guerra.
Eso es lo que da teoría explica según las circunstancias, según sea una region de un país o un país frente a otro. Es más, el patrón oro era más racional, pues en él cabían ajustes de precios internos simétricos, al alza en uno a la baja en otro, que reequilibraba los flujos de oro, siempre que los paises cumplieran con sus reglas y dejaran que subieran y bajaran los precios.
Lo que ni se puede hacer es pretender que solo una parte se ajuste, mientras la otra no permite que le afecte internamente.
Además, esta ud metiendo consideraciones en su argumento que no vienen al caso. Ya sabemos que romper el euro sería un problema, por la cantidad de deuda denominada en él. Precisamente por eso es menos malo salvar al euro con una unión fiscal, y que poco a poco se absorban las deudas, que se rompiera involuntariamente por llegar a situación insostenible. Y no es verdad que se trata de que Alemania subvencione. Se trata de que acepte de que si hay moneda única, debe haber unión fiscal.
Hay dos caminar alternativos y excluyentes. Seguir haciendo el tonto, hasta que el euro estalle, o hacer las mínimas reformas hacia una unión fiscal y quizás, política. Esto lo veo difícil, pero es lo que hay.
30 de agosto de 2016, 11:21