Philip Stephens nos ofrece una reflexión sobre la influencia del 11-S. en los 1o años transcurridos.
Un repaso a los acontecimientos deja ver el enorme cambio habido desde entonces; pero no por donde se predecía.
El 11 de septiembre de 2001, dos aviones se incrustaron en las Torres Gemelas. Las reacciones de unos y otros fueron trágicas, muy teatrales y llenas de tensión, y parecía que nada iba a ser igual desde entonces. El primer resultado es que se hizo una escisión profunda entre EEUU y Europa. En ese sentido, el mundo desde luego cambió. También cambió otra cosa: la economía occidental, hasta entonces líder indiscutible de un capitalismo que se imponía desde la caída del mundo de Berlín, comenzó a mostrar fallas. Hasta el 2000, todo era ventura y bienestar. la década de 1990 había visto un auge debido a la informática: la productividad crecía en todos los países (menos España), el paro descendía, los precios de los productos informáticos caían y abarataban su uso y el proceso de mejora de gestión empresarial. Las ventajas de la nueva tecnología llegaba a todos los rincones. EEUU se había convertido en un importador de capital como si de un país emergente se tratara, sobre todo en forma de inversión directa. La gestión de Clinton en la Casa Blanca y de Greenspan en la FED lograron reducir el déficit público y la deuda, a la vez que los tipos de interés a largo bajaban como había pronosticado Greenspan. El paro llegó a descender por debajo del 4%, la cifra más baja desde la posguerra.
En Europa, la oleada tecnológica también se mostró benéfica, aunque no tan intensamente. En 2000 comenzó el euro, que con gran optimismo se pensaba que sólo tenía ventajas y ningún inconveniente. La "ventaja" es que igualó a la baja los tipos de interés de las deudas, lo que provocó un gran auge de inversión... en casas.
El ataque a las Torres Gemelas vino en plena crisis de la burbuja tecnológica, que no había impactado muy fuerte porque -se pensaba- las nuevas innovaciones financieras habían distribuido el riesgo en beneficio de la estabilidad sistémica. Parecía que se había alcanzado la panacea financiera: el interés propio de las entidades las llevaba a transferir sus riesgos a otras entidades, lo que afianzaba la solvencia de lo bancos.
Pero las Torres Gemelas, la guerra de Irak, casos de corrupción como Enron, y la propia crisis de la bolsa, hicieron la recuperación renqueante y con poco empleo. Greenspan bajó los tipos de interés haste el 1%, pues la FED quería evitar entrar en una "Japonización" -estancamiento con deflación a la japonesa-; ante el riesgo de aumentar la inflación y el riesgo de caer en deflación -dijo Greenspan en el congreso- es mejor el primero. En su discurso en el congreso de Jakson Hole de 2005 (montado como homenaje a él) expuso su visión del Presidente de la FED como un gestor de riesgos, no como un cumplidor fiel de objetivos de inflación (cuyo texto pueden leer -recomendado- aquí mismo).
En esa misma reunión, Un economista, entonces jefe de estudios del FMI, Raghuram Rajan, dio una conferencia en la que expuso que los bancos no estaban actuando como se suponía y estaban concentrado más riesgos que nunca. Advirtió que un mínimo percance podría llevar a una crisis en cadena, como sucedió después en 2008. Ese aviso (que pueden leer aquí; recomendado), al que nadie hizo caso, era cierto: previó perfectamente lo que pasó tres años más tarde. A la vista de este gráfico, deberían haberle prestado atención: la deuda de los sectores no financieros en USA pasó del 148% al 248% en 9 años (debido a hipotecas sobre todo; el endeudamiento público se disparó sólo a partir de 2008, como puede verse en el siguiente gráfico).. Hasta ahora sólo ha bajado al 244%, lo que supone una rémora al crecimiento.
gráficos de wallstreetpit-Roberston)
La crisis, al otro lado del océano, descubrió las fallas del euro, diseñado par buenos tiempos en que sólo hay que controlar la inflación, y los líderes empezaron a mostrar sus límites.
Mientras, en el resto del mundo, los países emergentes sufrían menos la crisis y se convertían en receptores de capitales, y crecían más orondos que nunca. China ha sido un factor crucial en todo esto, pues su

deslealtad en su política cambiaria -que se puede permitir porque no es una democracia y sus bancos son estatales o como si lo fueran- ha distorsionado el comercio Y las finanzas mundiales, de manera que ahora es el principal exportador y además es el mayor acreedor de EEUU. Mientras Bush luchaba contra el terrorismo islamista, China se "adueñaba" de la política económica USA comprando deuda americana, financiando don ello los desmanes de Washington.
Las cosas nunca van por donde se pensaba. En 2000 se pensaba que EEUU era la Superpotencia única. En la guerra de Irak se permitió el lujo de ir solo, desdeñando a Europa, que por su parte hablaba del "Hiper pouvoir" USA, que había que domeñar... EEUU ya no es el único superpower. Es más, como superpotencia ha caído como calló en los 70, con el desgraciado mandato de James Carter (con la no desdeñable diferencia de que la deuda entonces era ridícula). No se puede ser superpotencia con una deuda del 100% del PIB. Como demuestra Rajan en su libro "Fault Lines", EEUU ya no tiene plena autonomía monetaria mientras China & Al le mantengan el tipo de cambio fijo.
Pero no ha sido Europa la que le ha sustituido en liderazgo; Europa está mucho peor que EEUU (tiene una crisis de "indentidad", por decirlo suavemente). Mientras, la natural alianza entre ambos se ha resquebrajado peligrosamente en todos los frentes, empezando por la OTAN, que está destrozada. Y la no guerra de Libia no le ha hecho ningún bien.
¿Qué fue más decisivo, el 11-S o la crisis? Creo que el hondo pesimismo causado por la crisis ha sido mucho más pernicioso que el 11-S, al menos en esta parte del mundo: a lo mejor la reacción del estado atacado consiguió frenar a Al Qaeda, pero a costa de aumentar la deuda por el gasto militar (aunque el aumento decisivo se produce con la crisis, como hemos visto).
EEUU no hace mucho caso a la crisis del euro; sin embargo, esta puede convertirse en su peor pesadilla, pues las salpicaduras financieras llegarían hasta allí. La crisis del euro, hasta el momento, sólo ha conseguido alargarse con medidas insuficientes; cada vez es más claro que la decisión eficaz implica uno cambio de soberanía que los países periféricos parecen proclives, o no muy opuestos, a aceptar; pero es de difícil sino imposible aceptación social en los países centrales.
Esperemos que el destino gire de nuevo.
Un repaso a los acontecimientos deja ver el enorme cambio habido desde entonces; pero no por donde se predecía.
El 11 de septiembre de 2001, dos aviones se incrustaron en las Torres Gemelas. Las reacciones de unos y otros fueron trágicas, muy teatrales y llenas de tensión, y parecía que nada iba a ser igual desde entonces. El primer resultado es que se hizo una escisión profunda entre EEUU y Europa. En ese sentido, el mundo desde luego cambió. También cambió otra cosa: la economía occidental, hasta entonces líder indiscutible de un capitalismo que se imponía desde la caída del mundo de Berlín, comenzó a mostrar fallas. Hasta el 2000, todo era ventura y bienestar. la década de 1990 había visto un auge debido a la informática: la productividad crecía en todos los países (menos España), el paro descendía, los precios de los productos informáticos caían y abarataban su uso y el proceso de mejora de gestión empresarial. Las ventajas de la nueva tecnología llegaba a todos los rincones. EEUU se había convertido en un importador de capital como si de un país emergente se tratara, sobre todo en forma de inversión directa. La gestión de Clinton en la Casa Blanca y de Greenspan en la FED lograron reducir el déficit público y la deuda, a la vez que los tipos de interés a largo bajaban como había pronosticado Greenspan. El paro llegó a descender por debajo del 4%, la cifra más baja desde la posguerra.
En Europa, la oleada tecnológica también se mostró benéfica, aunque no tan intensamente. En 2000 comenzó el euro, que con gran optimismo se pensaba que sólo tenía ventajas y ningún inconveniente. La "ventaja" es que igualó a la baja los tipos de interés de las deudas, lo que provocó un gran auge de inversión... en casas.
El ataque a las Torres Gemelas vino en plena crisis de la burbuja tecnológica, que no había impactado muy fuerte porque -se pensaba- las nuevas innovaciones financieras habían distribuido el riesgo en beneficio de la estabilidad sistémica. Parecía que se había alcanzado la panacea financiera: el interés propio de las entidades las llevaba a transferir sus riesgos a otras entidades, lo que afianzaba la solvencia de lo bancos.
Pero las Torres Gemelas, la guerra de Irak, casos de corrupción como Enron, y la propia crisis de la bolsa, hicieron la recuperación renqueante y con poco empleo. Greenspan bajó los tipos de interés haste el 1%, pues la FED quería evitar entrar en una "Japonización" -estancamiento con deflación a la japonesa-; ante el riesgo de aumentar la inflación y el riesgo de caer en deflación -dijo Greenspan en el congreso- es mejor el primero. En su discurso en el congreso de Jakson Hole de 2005 (montado como homenaje a él) expuso su visión del Presidente de la FED como un gestor de riesgos, no como un cumplidor fiel de objetivos de inflación (cuyo texto pueden leer -recomendado- aquí mismo).
En esa misma reunión, Un economista, entonces jefe de estudios del FMI, Raghuram Rajan, dio una conferencia en la que expuso que los bancos no estaban actuando como se suponía y estaban concentrado más riesgos que nunca. Advirtió que un mínimo percance podría llevar a una crisis en cadena, como sucedió después en 2008. Ese aviso (que pueden leer aquí; recomendado), al que nadie hizo caso, era cierto: previó perfectamente lo que pasó tres años más tarde. A la vista de este gráfico, deberían haberle prestado atención: la deuda de los sectores no financieros en USA pasó del 148% al 248% en 9 años (debido a hipotecas sobre todo; el endeudamiento público se disparó sólo a partir de 2008, como puede verse en el siguiente gráfico).. Hasta ahora sólo ha bajado al 244%, lo que supone una rémora al crecimiento.
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La crisis, al otro lado del océano, descubrió las fallas del euro, diseñado par buenos tiempos en que sólo hay que controlar la inflación, y los líderes empezaron a mostrar sus límites.
Mientras, en el resto del mundo, los países emergentes sufrían menos la crisis y se convertían en receptores de capitales, y crecían más orondos que nunca. China ha sido un factor crucial en todo esto, pues su

deslealtad en su política cambiaria -que se puede permitir porque no es una democracia y sus bancos son estatales o como si lo fueran- ha distorsionado el comercio Y las finanzas mundiales, de manera que ahora es el principal exportador y además es el mayor acreedor de EEUU. Mientras Bush luchaba contra el terrorismo islamista, China se "adueñaba" de la política económica USA comprando deuda americana, financiando don ello los desmanes de Washington.
Las cosas nunca van por donde se pensaba. En 2000 se pensaba que EEUU era la Superpotencia única. En la guerra de Irak se permitió el lujo de ir solo, desdeñando a Europa, que por su parte hablaba del "Hiper pouvoir" USA, que había que domeñar... EEUU ya no es el único superpower. Es más, como superpotencia ha caído como calló en los 70, con el desgraciado mandato de James Carter (con la no desdeñable diferencia de que la deuda entonces era ridícula). No se puede ser superpotencia con una deuda del 100% del PIB. Como demuestra Rajan en su libro "Fault Lines", EEUU ya no tiene plena autonomía monetaria mientras China & Al le mantengan el tipo de cambio fijo.
Pero no ha sido Europa la que le ha sustituido en liderazgo; Europa está mucho peor que EEUU (tiene una crisis de "indentidad", por decirlo suavemente). Mientras, la natural alianza entre ambos se ha resquebrajado peligrosamente en todos los frentes, empezando por la OTAN, que está destrozada. Y la no guerra de Libia no le ha hecho ningún bien.
¿Qué fue más decisivo, el 11-S o la crisis? Creo que el hondo pesimismo causado por la crisis ha sido mucho más pernicioso que el 11-S, al menos en esta parte del mundo: a lo mejor la reacción del estado atacado consiguió frenar a Al Qaeda, pero a costa de aumentar la deuda por el gasto militar (aunque el aumento decisivo se produce con la crisis, como hemos visto).
EEUU no hace mucho caso a la crisis del euro; sin embargo, esta puede convertirse en su peor pesadilla, pues las salpicaduras financieras llegarían hasta allí. La crisis del euro, hasta el momento, sólo ha conseguido alargarse con medidas insuficientes; cada vez es más claro que la decisión eficaz implica uno cambio de soberanía que los países periféricos parecen proclives, o no muy opuestos, a aceptar; pero es de difícil sino imposible aceptación social en los países centrales.
Esperemos que el destino gire de nuevo.