"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 24 de febrero de 2023

Dinero humo

Dinero humo

Según parece, la comisión europea enviada a España para concretar donde han ido los fondos europeos donados a España, no ha sabido averiguar cuál ha sido su destino final. Cosas más raras se han visto, pero este parece un misterio de los de Agatha Christie: el dinero ha salido hacia su destino, pero el camino ha sido tan enrevesado, que se ha esfumado en el transcurso. Alguien lo habrá disfrutado, digo yo, ya sea gastándolo en vino y sexo, ya sea metiéndolo bajo el colchón. Pero ni siquiera por motivos electorales el gobierno es capaz de decir qué fulano o fulana ha sido beneficiado/a. 

Curioso. Debemos, por tanto, pensar bien y dar por hecho que alguien, con buena voluntad, se lo ha encontrado en el desasosegante camino y lo ha consumido, aunque sea prendiéndole fuego. Total, parece que da igual. El caso es hacer el correspondiente asiento contable. Por ejemplo, “de UE a efectivo XYZ. De efectivo XYZ, a humo ZYX”. Voilà.


Auto sacramental

¡Don Ramón, déjeles a todos (y a todas) sin palabras!

He leído en varios medios que la moción de Vox-Tamames va a beneficiar inevitablemente al gobierno. Eso sí, no falta simpatía manifiesta por el actor principal, que ha tenido una vida larga y fructífera. Tampoco falta un cierto retintín en lo de que Tamames fue comunista. Efectivamente, lo fue en los años 1950, y pagó con la carcel por ello. Recomiendo leer las memorias que han hecho varios autores sobre esos años, surrealistas y gozosos, en los que unos pocos se declararon anti franquistas. El dictador, nada tonto, les reservó un trato especialmente bondadoso, pues se trataba de los brotes verdes de la mejores familias los que armaban follón político. Tamames era uno de esos: comunista de buena familia. Cuidármelo bien, pero discretamente, era la consigna. 

Pongo por ejemplo las divertidas memorias de su amigo Sánchez Dragó (Volando alto), también encarcelado, que cuenta un régimen de prisión de balneario de primera. Era un régimen de puertas abiertas, de manera que ninguno estaba en su celda salvo para dormir. El caso es que no había ni un obrero entre tanto comunista ilustrado de clase alta. 

Tamames se forjó su leyenda en esos años, que luego explicó por qué miembro del PCE “porque era el único partido que hacia oposición”, lo que es verdad: el PSOE brillaba por su clamorosa ausencia, embebido en montar conspiraciones contra Franco desde 3 mil km de distancia. Al dictador no le llegaba ni el soplido del viento levantado. 

Es verdad que el PCE se jugaba el físico, pero no es menos cierto que tenía una gruesa distorsión de la realidad franquista, y sus objetivos eran pura entelequia. Pero es innegable que ahí estaba, marcando espacio. 

Tamames es el último Cheyenne vivo, y podría contar cosas interesantes en esa moción de censura, que viene a ser como aquellos autos sacramentales, comedias ejemplares medievales, de la que todo el mundo sacaba una enseñanza. Don Ramón tiene el fondo y la forma necesarios para ello. Déjeles a todos sin palabras.


lunes, 20 de febrero de 2023

Los desafectos

Yo le diría a mi amigo Miguel Ángel Belloso, que lo que propone,  que el PP disponga de una escuadrilla de buenos economistas, como los demás partidos, especialmente en PSOE, es un oximoron de todo punto imposible. PP y grupo de economistas afines, imposible. El PP no tiene esas cosas porque no ha sabido atraérselos ni echándoles miguitas como a los gorriones. 

No se la razón, pero sí algunos motivos. 

De larga data, los economistas prometedores que salían con una beca a estudiar y doctorarse en EEUU u otros lares, eran en un 99% de izquierdas. En esa casilla incluyo la nacionalistas de pelage variado, como vascos, catalanes, etc, pero con una gran conciencia de fidelidad a las distintas banderas que tanto abundan en el separatismo. 

Yo conocí a muchos cuando volvían y se daban un pase por el Banco de España. No se cortaban un pelo y entre ellos hablaban catalán. Ya, una anécdota, pero ahí queda. 

Una razón de tal sequía podría ser que el que daba las becas fuera de izquierdas, lo más natural, dado que en su paso por el gobierno de 1982 a 1996, el PSOE fue al copo de todos los centros de decisión administrativa, incluidas cátedras, fondos para becas, etc. 

Otra razón es que en el BdE ya éramos todos de izquierdas, aunque nadie te lo preguntaba. Se daba por sabido. A mí me llamaron la atención porque compraba El Mundo, y no El País, lo que me costó una discusión árida en la que expliqué al “mensajero” que yo leía lo que me salía de los congojos, 

Ese fue uno de los episodios, de vigilancia espontánea, por otro lado no frecuentes, pues cada uno sabía lo que había que hacer y decir. Yo debía ser muy imbécil. 

En otras palabras, salvo el grupo de inspectores de banca, profesionales de gran prestigio, los demás economistas éramos de la “izquierda caviar”, dispuestos a rompernos los cuernos por las divisas del BdE, como por ejemplo La paridad de la peseta en el SME, o la entrada en el euro. ¡Éramos tan buenos simios que nos sabíamos la letra antes que nos dieran la charla!

El mantra del  BdE en aquellos largos años era, indefectiblemente, que los salarios eran los culpables de la inflación...

No me extiendo más. Yo me aislaba para estudiar por mi cuenta, a ratos perdidos, cosas que me gustaban, como la Economía Monetaria, que creía debía de ser básica en un banco emisor. Con el tiempo descubrí que nadie tenía ni idea, pero ni idea, de cual debería ser el valor de cosas clave, como el tipo de interés, la base monetaria, qué determinaba la demanda de liquidez, etc, etc. La gran operación de Draghi que salvó de perecer ahogado al euro, pilló a todos a contrapie. Nadie sabía que decir. La otra gran operación de Bernanke, presidente de la FED, para domeñar la enorme crisis financiera de 2008, también a contrapie.  

martes, 14 de febrero de 2023

Carlos Saura, dep

Es difícil encontrar en España una opinión sincera de alguien que acaba de morir. Lo hemos visto con Carlos Saura, de oficio sus películas. 

Cuando Carlos Saura “triunfaba”, nosotros éramos unos pipiolos de izquierdas que creíamos tener todo bien aclarado. La dialéctica marxista te explicaba todo, hasta lo más intrincado. Algunos, de casualidad, nos acercamos a una nueva moda, que en cine eran las nuevas hornadas de la “Nouvelle Vague”. 

Este movimiento nos dio un criterio sólido para disfrutar del cine. Nos liberó de cadenas asfixiantes. Aprendimos que el cine no es bueno porque sea de izquierdas. Lo es si disfrutas viéndolo. El más gozoso no es el plúmbeo cine intelectual europeo, sino el cine comercial americano, infravalorado por una crítica trufada de ideología. 

Fue un estallido liberador fecundo. Aprendimos a gozar de películas claras, diáfanas, mucho menos crípticas que las de “Arte y ensayo”, generalmente incomprensibles. Podías estar toda la semana intentando descifrar una de esas, que sólo conseguías una migraña y un cabreo supremo con tu pareja. 

Para nosotros, los liberados, Saura era simplemente un mixtificador. Recuerdo “Pipermín Frapé” o “Ana y los lobos”, “Sor Angélica”, etc. Comparaba ese tormento fraudulento, con la emoción producida por, es un ejemplo, “Esplendor en la hierba”, o “Centauros de desierto”, o “Con la muerte en los talones”, o “Vacaciones en Roma”, o, o, o.... 

¿Por qué esas películas se disfrutan todavía hoy? Porque contenían emociones perennes. Si eran cómics hacían gracia, si eran dramáticas te creías el drama.

Mientras, Saura seguía a su bola, impertérrito en su torre de marfil. “Los perros ladran, la caravana sigue su camino...”. 

Se decía que era anti franquista. Puede. No se podía demostrar. No tuvo problemas en eso, ni en lo contrario. Se vivía bien tras el brumoso enigma.

Nadie me lo ha descifrado todavía.

lunes, 13 de febrero de 2023

El vicio más adictivo



Ah, pensé al ver la esquina de un libro que asomaba entre los pliegues de las sábanas, ¿cómo no me habré dado cuenta? El pobre hombre padece la adicción más peligrosa que existe.

lunes, 6 de febrero de 2023

El segundo idioma

Ayer, a la hora habitual, bajé a la calle para tomar el sol, pasear, y sentarme en el bar de siempre para tomar el aperitivo. Lo que ví fue el espectáculo que todos los días veo en la calle: gente, casi todos viejos, parejas (no tan) jóvenes con la correspondiente criatura, algunos mostrando verdadera ansiedad por beber una cerveza, un vino, como si les hubiera bajado el nivel de ambos paliativos en la sangre.
Algunos se conformaban con trinaranjus y similares. Los niños comían patatas fritas. Bueno, y yo. Me encantan las patatas fritas que antes se llamaban “a la inglesa” (por distinguirlas de las que se sirven en la mesa, que son precisamente las que se ven en Inglaterra). 
El panorama pues, as usual, cuando me llama la atención una pareja no tan joven, española sin duda, con un bebé dormido, ¡hablando en inglés entre ellos!
“No me lo puedo creer” - me dije. Nunca lo había visto. Sí que vi una vez vi a un g-l-p-ll-s regañando a su hijo en inglés, demostrando ostentosamente que su prioridad era el inglés de su hijo, no su educación. Lo que tengo contra esto es que creo que la educación familiar no debe ser sólo o principalmente instrucción, pues es el último reducto de educación sentimental, importantísima en los primeros años. Educación que debe darse en la lengua más natural para expresar esa cosa tan sutil como es el amor tácito, correspondido, entre padres e hijos. No creo que la ansiedad por que el hijo sepa un buen inglés deba ser un cortocircuito en esa comunicación fundamental para la formación del carácter del futuro. 
(Por cierto: sí soy partidario de la vida en pareja mientras crecen los hijos, aunque también soy partidario del divorcio... lo que me lleva a decir que la gente debería casarse con menos ligereza.)
Sobre todo si  el inglés no es tu lengua materna! Les pillé varias veces intercalando frases en español, señal vidente de que no dominaban el inglés, hablado además con un claro acento español. 
Los miraba fascinado. Casi me daban escalofríos viéndolos hablar entre ellos en una lengua no dominada, perdiéndose además hablar entre ellos con naturalidad, con los sobreentidos e intuiciones, sentido de la privacidad, etc, que sólo conoces en tu lengua materna.
Estuve a punto de intervenir. Les diría que en mi casa se hablaba en español, pese a que mi madre era francesa, aunque hablaba un español perfecto. 
Yo fui de pequeño al liceo francés, pero en casa se hablaba español. A pesar de eso, al cabo de los años hablaba un francés perfecto, sin acento, como me decían cuando iba a Francia. Todavía hoy ni se enterarían que no soy francés. Igual con mis hermanas y mis sobrinos.
A lo mejor están educando a su hijo para que emigre a un país angloparlante, lo que sería prepararle para ser un extraño en España... así no habrá tenido lengua materna, y sus hijos tampoco. Eso produce sentimientos confusos, y otros problemas.

domingo, 5 de febrero de 2023

El abracadabra

La Semana pasada hubo un fuerte movimiento al alza de los mercados financieros mundiales. ¿Razón? Lo que los “mercados” (en realidad, los grandes monopolios) habían querido deducir y propagar de la nota oficial de la Reserva Federal en su última reunión. La FED subió los tipos de nuevo, pero sólo 0,25 p.p. Además, quisieron resaltar la parte más acomodaticia del discurso de Powell, la que les interesaba más, la optimista: la inflación se estaba moderando y la FED iba a ser más suave en sus subidas. Pan para hoy y hambre para mañana. 

Consiguieron que la gente picara el anzuelo y compraran deuda pública,con la expectativa de que su precio iba a subir. De hecho los grandes monopolistas ya habían comprado. Eso hizo bajar, de hecho, los tipos de interés de mercado. La jugada estaba hecha, pero ha caída un chorro de agua helada: el día 5 salió el último dato de empleo, vigoroso, y la tasa de paro fue la más baja desde hace décadas (ver gráfico) un 3,4% envidiable, pero que desafía la milonga de que la economía se estaba enfriando y la inflación bajando. En definitiva, como otras veces, un buen dato económico se convierte en agua gélida. ¿Por qué? Porque las expectativas de tipos de interés cayendo se convirtieron, por el buen dato, expectativas contrarias. Ese cruce violento de expectativas, que los expertos intentan anticipar, es lo que mueve el mercado a corto plazo. Una expectativa hace subir el mercado hasta que otra provoca una corrección. 

En realidad, los mercados suben y bajan por la lógica del rebaño: los grandes se anticipan, el rebaño les imita. Por eso son tan amplías las fluctuaciones. Encima, los “expertos” son unos tipos que emplean modelos totalmente inverosímiles, que intentan deducir lo que va a pasar de unos gráficos que manejan como gurús. Lo llaman “chartismo”. Es un abracadabra que a veces casualmente acierta y se atribuye el mérito, y cuando fallan pues borran las huellas. La academia no resida certificado de veracidad, pero todas las casas que manejan los ahorros de la gente utilizan el abracadabra.

claro que la Academia también tiene sus cositas... otro día las contaré.


sábado, 4 de febrero de 2023

Esto está lleno de incultos con mando en plaza

Cuando Borges pasó por España, tras su exilio forzoso en Suiza durante la primera guerra mundial, era un joven desconocido que quería tomar contacto con los intelectuales españoles.
Venía de haber estudiado cuatro años de intensas lecturas. Había aprendido alemán, francés, ya sabía inglés, había leído Grandes filósofos... como Shopenhauer, que le fascinaba. 
Cuando conoció a los más destacados españoles, le sorprendió ver qu’en yodo el mundo hablaba con gran seguridad de autores que ni habían leído ni podrían, pues no sabían idiomas. La rotundidad de las opiniones manifestadas a voz en grito, totalmente arbitrarias y erradas, le decepcionó mucho. Conoció un número escaso que no cayeran en esa tónica. Habla muy buen de Cansino Assens, gran traductor de varias lenguas y autor de libros no muy conocido. 
Ahora esos iletrados facundos están en el poder, en su sitio aledaños o soñadores do que lo asaltan con violencia, una alucinación que me deja atónito. Sus electores más cualificados votan con los pies, con espíritu de rebaño.
Así nos va. 

viernes, 3 de febrero de 2023

La inflación es la muerte del estado

El gran error de los Economistas

I. Introducción 
Hace ya tiempo, desde el comienzo de este blog, estoy invadido de manera creciente por la idea de la Decadencia. Como economista, los signos creo que son cada vez más nítidos. Es lo que voy a desarrollar aquí. 
Como referente intelectual, me permito remitirle s a Oswald Splenger (La Decadencia de Occidente), así como en otras fuentes, todas sesgadas por una cierta ambigüedad, aunque muy bellas en su melancolía. He de decir que los grandes pensadores del siglo pasado, más científicos en su metodología, como Popper o Isaías Berlin y otros, no vieron señal alguna, tan concentrados estaban en su apoyo a la sociedad democrática, a la que sólo veían amenazada por los totalitarismos fascistas y comunistas.
Antes yo era también optimista, no veía ninguna grieta en el sistema político u económico que vivíamos; así que muchos pensarán que me he hecho demasiado añoso. En todo caso, entonces, hace poco más de 15 años, no podía imaginar la degradación a la que hoy asistimos. Además, estoy descubriendo paralelismos muy fuertes entre la decadencia actual y la del anterior periodo de entreguerras, años en que también hubo una gran crisis económica y mucha desorientación. 
Los que piensan que la democracia es imbatible están muy errados. ¡Cómo si la democracia no pudiera más que expandirse por el mundo, o en todo caso, como si pudiéramos defendernos de los bárbaros! 
Hoy los bárbaros se acercan mientras nosotros dormitamos el sueño de lo justos. ¿Como vamos a caer nosotros, los justos, si tenemos nada menos la razón de la historia de nuestro lado? 
Pero ahora nos percatamos que la entronizada razón no basta para contener a los bárbaros. Los bárbaros tienen su propia razón, basada en supuestos y premisas muy distintas a los nuestros. Ya lo dijo Popper: el silogismo no se puede retrotraerse ad infinitum, siempre hay un punto de base inicial que no se puede justificar mediante la razón. 
Los bárbaros conquistaron el Imperio Romano tras haberse convertido previamente al cristianismo. En realidad, guerras a parte, se infiltraron poco a poco en el Imperio, del que aprendieron a legislar, a gobernar... véase los visigodos en España, por ejemplo. Antes de las invasiones musulmanas del siglo VIII, Europa era Goda, pero Cristiano-Romana. Nosotros descendemos de esa mixtura cultural. Como dice Julián Marías, Europa se forjó en la lucha común de unos pueblos cristianos contra el Islam.
Al cabo de siglos, triunfamos sobre los musulmanes. Luego conquistamos el Mundo, como cristianos-romanos. Difundimos esa civilización, aunque desigualmente asimilada. Esa reconquista iniciada contra el Islam y luego expandida por el Mundo, configuró una mapa con Europa gran dominadora, dueña de los avances tecnológicos como la brújula, el catalejo, la navegación a vela, la imprenta, y un largo etcétera que favoreció el comercio y l’an entrada en él de países del norte, y el descubre de América por el oeste. España fue, al principio, el país líder en esos empeños trascendentales. 
Hubo un giro imprevisto, en el apoteosis del Renacimiento, cuando Lutero clavó en la puerta De la Iglesia de Wittenberg sus 95 tesis contra el papado. Fue en 1517 y nadie podía imaginar lo que devendría. (Contado en la parte B de este ensayo.) 
Lutero y su proclamación de la Libertad de conciencia, y así negar la autoridad espiritual de Roma, estaba dando lugar a un nuevo orden político que ni se podía imaginar entonces. El emperador Carlos V intentó atajar expeditivamente el brote, pero pero este no era efímero. Dio lugar a una Guerras de religión devastadoras para Europa, liquidadas en La Paz de Westfalia en 1648, por la que las partes bélicas acordaron respetar la religión de cada país. Esto dio origen a las naciones europeas.
Ese nuevo orden eclosionaría siglo y medio más tarde, en Inglaterra, un país en el que ya existía una separación de poderes entre La Corona y el Parlamento. Esta tradición, y el grito de Lutero, cristalizaron en 1689, cuando un nuevo rey, protestante (de la dinastía holandesa de los Orange) aceptó la separación de poderes y propició desde el poder la economía de iniciativa privada. No es casual que Holanda, aún bajo el dominio de España, hubiera iniciado su propia senda hacia la economía capitalista, con mercados comerciales y financieros muy desarrollados. Una de las primeras naciones, sino la primera, en tener sociedades accionariales y un mercado bursátil.
En suma, se había inventado la separación de poderes y el capitalismo productivo. Como decía Marcur Olson, había llegado al poder el bandolero inteligente, que ofrecía protección a cambio de una extracción impositiva más jugosa que el botín de atracar periódicamente la sociedad. Una sociedad cada vez más productiva. 
Quizás es demasiado tajante decir “se había inventado”. Ya había un conato muy firme de este nuevo tipo de sociedad en las colonias americanas, como supieron observar agudamente Edmundo Burke y su amigo Adam Smith, que en su magna obra “La riqueza de las naciones” ya hacía mención de la sociedad libre y próspera que se desarrollaba al otro lado del Atlántico (también contado en mí libro, por lo que vuelvo a atajar). Ese se añade la experiencia, en Renacimiento, de las ciudades burguesas que desarrollaron un “ensayo general” del capitalismo.
... Al cabo de un par de siglos de aquellos primeros balbuceos, ya sabemos más o menos lo que pasó. Llego la Revolución industrial, inseparable de ese conato de impulso liberal protegido por la ley. ¿Que fue más importante, la democracia o la prosperidad económica? Se puede decir que ”monta tanto, tanto monta”: una economía democrática no se sostendría sin progreso económico, pues el descontento económico acabaría con ella. Tampoco se puede pensar en unan sociedad próspera sin un orden político garantista... 

En el siglo XIX, entre avances y retrocesos, se fue consolidando una sociedad democrática, representativa, y de economía de “libre mercado” que, con todas sus limitaciones, albergó un gran progreso económico imparable hasta hoy en día, por primera vez en la historia. El centro de esa sociedad fue Europa, aliada desde entonces a la creciente prosperidad y avance tecnológico, lo que ni dejó de entrelazarse con la emergencia de una cultura integradora, como se puede leer en el libro de Orlando Cijes, “Los europeos”. 

II. Las guerras europeas 
Eso no fue, sin embargo, bastante como para impedir conflictos en el Continente, hasta que llegó la I Guerra Mundial y su secuela, la II. Al terminar la cual, EEUU se erigió como primera potencia indiscutible. Eso contribuyó a enfriar los ánimos belicosos de los europeos: y además, los enemigos eran otros. De ahí que Estados Unidos, ante la casi certeza de que Stalin se apoderaría del Continente, ofreció a Europa el Plan Marshall, decisiva para el relanzamiento y despegue de unas economías devastadas e indefensas. También se lo ofreció a los países de la férrea disciplina de Moscú, pero este rechazó la ayuda. Prefirió no abrir su información interna a EEUU, su futuro enemigo en la guerra fría.
Sólo Europa occidental se benefició de un plan, sobre todo, como ha dicho Barry Eichengreenn, porque las condiciones impuestas por el donante obligaban a los países receptores a practicar una economía competitiva y abierta, de finanzas modernas, que debían abrirse al comercio exterior sin barreras aduaneras elevadas… eso fue la base de un desarrollo posterior muy fuerte y duradero, por lo que se habló de “El milagro alemán”, “los treinta gloriosos”, etc. No cabe duda que este impulso propició la creación de la Comunidad Europea, futura y actual UE.

III. ¿Cual fue el resultado de la sociedad que emergió?
La sociedad pre democrática y liberal que cristalizó en Europa fue la que albergó la Revolución Industrial, la Ley igual para todos, la separación d de poderes, todo ello adobado por una gran Fe en el el futuro. Los europeos de entonces tomaron conciencia de pertenecer a una tenían superior, justificada para apropiarse de fructificas colonias con la excusa de que había que sacarlas de su estado de barbarie, culturizándolos y convertirlos al cristianismo. Mientras los países protestantes ascendientes adquirían nuevas o consolidaban las poseídas, España, el Imperio que dominó el mundo, entraba en decadencia y perdía sus posesiones en el continente americano. Inglaterra perdió su colonia americana, pero se erigió como el mayor Imperio jamás visto, un nuevo tipo de Imperio menos militar y más eficaz económicamente.
El modelo económico que se irradió de Gran Bretaña- y luego desde los nuevos EEUU - fue un modelo en la práctica de competencia imperfecta. Las empresas privadas ganaban unos beneficios que se puedan invertir,  pagan a sus empleados acorde con su productividad - No acorde con leyes que lo único que consiguen es reducir la demanda del empleo y la productividad total. Cuanto mayor sea el margen de ingresos sobre gastos, más altos serán los salarios y más la inversión que crea nuevos puestos. El estado sólo debe garantizar un marco legal y jurídico para el buen desempeño del tejido industrial, para que éste sea compuesto de empresas con visión de futuro. En realidad debería ser así en todos los aspectos. El mejor gobierno es el que no tiene iniciativas que pueden ser ejecutadas por el sector privado. 
La intervención del estado no fue relevante hasta la II guerra mundial, aunque las experiencias previas en los años más treinta no fueron muy ilusionantes. Hoy, el Estado debe cubrir sectores sociales no atendidos por lo privado. No se tardó  mucho en confundir esa cobertura social con querer ser él mismo el fabricante único de esa servicio. Cada vez nos estamos alejando más y más del equilibrio inestable entre crecimiento y distribución, cada vez nos endeudamos más para hacer cosas que nadie pide, subiendo impuestos disuasorios al trabajo y la inversión, y comprometiendo seriamente el futuro. 
No es teoría económica, es simple observación. Esa observación nos enseña que no existe la competencia perfecta. Lo que se ve a lo largo de la historia es que cada productor ofrece un producto diferenciado que le permite tener una Cierta ventaja sobre los competidores. Eso no es malo, pues le asegura un “nicho de mercado” que le protege a largo plazo de movimientos del precio indeseados, no solo por él, sino también por sus clientes. Eso se llama fidelizar al cliente. Así, los precios de mercado no son exactamente iguales, pero no dejan de ser competitivos cuando aparece un nuevo competidor con novedosas ventajas tecnológicas , nuevos diseños, mejores precios... esa competencia es lo que hace avanzar al conjunto de la economía y aumentar la renta per capita a largo plazo. 
No se defiende uno contra el monopolista abusivo cargándole de impuestos, sino facilitando la libre entrada en el mercado a potenciales competidores. 
La empresa ha nacido para crecer. No es bueno que se estanque, pues el crecimiento le permite reducir los costes medios (Economías de Escala) y dedicar más recursos a la investigación tecnológica o a adquirirla en el mercado. A la vez abre un hueco para nuevas iniciativas. Esto no es utopía, ni estéril teoría. Es una constatación, y el gobierna que soportamos, su ministra de economía en particular, no deberían poner palos en las ruedas del presente y futuro con demagogias fiscales que pueden mermar el beneficio (fuente de inversión), que ya tiene su carga impositiva en otras figuras, como la imposición a la renta.
Prueba de lo que he dicho. Lo bien que lo hace Irlanda comparada con España, con una política de impuestos bajos a las empresas. (Ver gráfico).




IV. Las primeras nubes en el horizonte
El desarrollo espectacular de Europa y de EEUU, el crecimiento incesante del comercio mundial reforzando y abaratando los costes de ese crecimiento, la apertura de otros países al ciclo virtuoso, configuraron una gran comunidad de países democráticos como nunca se había conocido. 
Esto fue así hasta la primera crisis del petróleo, en 1973. Entonces fue cuando aparecieron las primeras grietas en la pintura de tan bello edificio. 
La primera grieta fue la guerra de Vietnam. Francia perdió esa guerra de su colonia en Dienbenfu, una batalla que mostró las debilidades militares hasta entonces insospechadas de Francia. Fue un agujero de succión de dinero, y tuvo que rendirse. EEUU tomó el relevo sin una buena razón, salvo frenar la expansión del Comunismo soviético, en una estrategia de Guerra Fría entre las dos potencias, en la que ambas aceptaban la lucha lejos de su tierra.
Vietnam fue un vía crucis para EEUU. Le desangró, miles de sus jóvenes murieron allí, el gobierno se enajenó la opinión pública…además, económicamente fue una debilitación de los ejes de base: la confianza en el dólar, pronto cuestionado como cabeza de un sistema monetario mundial en el que el dólar, respaldado por el oro de la Reserva Federal, era la moneda base de todo el sistema edificado en 1944, en los últimos compases de la guerra. En 1972, ante la exigencia creciente de los demás países de convertir sus reservas de dólares en oro, el Presidente Nixon decidió suspender la convertibilidad, aceptar la devaluación del dólar y sacarlo del patrón cambios-oro.
Desde entonces, hasta hoy, lo que hay es un sistema de libre cambio, en el que su oferta y demanda están influidas por indeterminados factores que forman las expectativas de otros mercados financieros. Todos los mercados están invisiblemente enlazados, influyéndose mutuamente al son de las cambiantes expectativas.
La institución líder en la que todos fijan sus miradas es el banco central de cada país. Suscita movimientos alcistas o bajistas según sus decisiones del único tipo de interés que maneja (tipo de interés a un día del interbancario) y, sobre todo, lo que los inversores más importantes deducen de los comunicados oficiales, verdadero oráculo reverenciado pero necesitado de interpretación. La interpretación mayoritaria afectará a todas las cotizaciones en el mundo, hasta que un cambio de expectativas, por otro motivo, como un alza de la inflación, se contraponga y haga cambiar el rumbo.
Desde el fondo del patrón-oro, hoy se suele considerar el mercado mundial de divisas como no intervenido, mientras que el mercado de dinero local está dirigido por el banco central. Desgraciadamente, de la excesiva intervención provocada por la primera crisis del petróleo, totalmente contraproducente, se pasó al extremo opuesto, con la llegada en 1980 de Reagan y Thatcher al poder, que quitaron toda la intervención asfixiante en los mercados de producción, pero también lo hicieron, por exceso, de la regulación financiera. Esto al principio funcionó, hasta que empezaron a surgir con frecuencia creciente crisis financieras, que no se quisieron examinar con atención, pues podía afectar a los beneficios bancarios. 
Las sucesivas crisis empezaron con la quiebra financiera de los países sudamericanos, con grandes deudas con la banca USA. La solución no fue volver a implantar las reglas anteriores sobre las posiciones de riesgo excesivo. Se sofocó el posible riesgo sistémico (riesgo de arrastre de todo el mercado) a cargo de los contribuyentes de ambas partes. Sin una regulación mínima, fue un volver a empezar continuo. 
El error más importante que dio pie a esas crisis fue no hacer caso del modelo Mundell-Fleming (1961), que auguraba que era imposible tener una paridad fija del tipo de cambio a la vez que se mantiene la libertad total de movimientos de capital.

Terror gratuito

La última semana política en España ha sido tal exhibición de desmesura - ministra/os ladrando contra los empresarios, los bancos, los ricos, con tono amenazador hacia nombres y apellidos, nunca visto en España -. Amenaza sin límites a los que contemplamos asustados esta jauría de pitbulls de una izquierda sin fundamento. El terror de Psicosis...





... se queda en nimiedad. 
Es el estilo Sánchez (el estilo Norman Bates, el de la foto), que busca perpetuarse en el poder jugando con baratijas Venenosas, caramelos envenenados, que se venden bien, como la “ley del sí es sí” (la apoyo, me la cargo...), pero que sin bombas de tiempo para mañana.
Cuando se ha dado cuenta de que la ley y sus efectos retardados le suponían una sangria abierta de votos, ha girado media vuelta y ha decidido cambiarla en lo que sea, con o sin  la ministra Irene Montero (Podemos), porque las feministas de penúltima hornada están por no votarle si no lo hace.
Por otro lado, el Truhán ha seguido como Atila, no dejando crecer la hierba tras el paso de su caballo. Ha recibido en Marruecos un gran desaire, un daño a su imagen (y la de España) que ha taponado malamente. Mohamed le ha dado un portazo en su cumbre, tras de la cual asistimos a una historia truculenta: ha regalado al reino de Mohamed cientos de millones de euros “para incentivar” (sic) la inversión española allí. No sé cuál es el razamiento, en todo caso es una muestra de su vesania con la que decide sus actuaciones. Sinceramente, no sé qué efecto concreto puede tener en España, que sabe que la UE le congela a  su Líder los fondos prometidos, mientras él dona millones (a nuestro cargo) al monarca alahuíta con una explicación rocambolesca, que sugiere un soborno o una cuota debida de un oscuro chantaje. Parece conspiranoico, pero es la explicación más plausible desde que al sujeto le espiaron su móvil. ¿Qué información delicada captó Mohamed de las cuitas del sujeto?
En todo caso, esta semana ha sido un muestrario de lo que nos espera en este largo periodo electoral de reiterados capítulos de terror. ¿Va a intensificar sus ataques amenazantes a las empresas y bancos? ¿Va a donar más dinero a su alteza  de Rabat?  Va a meter más leyes subvencionistas o de castigo fiscal a las grandes fortunas? Depende de lo que SMS entienda por “pasar a la historia”, su obsesión más conocida, su unidad de medida. Sus ocurrencias son impredecibles. Mientras, los de Podemos del gobierno le hacen cada vez más ruido ensordecedor y aterrador, que cuando le conviene, se apropia. Y si no...



jueves, 2 de febrero de 2023

Objeción fiscal, 1933

De “El color del incendio”, extraordinaria novela de Pierre Lemaitre.

Los trabajos de la comisión avanzaban a buen ritmo. Charles estaba tranquilo. No podía imaginar que lo que iba a cambiar por completo su situación llegaría de un sitio llamado La Coudrine, un pueblecito cercano a Péronne, en la región del Somme, del que ni él ni nadie había oído hablar nunca, pero donde vivía un agricultor llamado Sauveur Piron, que se negaba a pagar sus impuestos. Como muchos campesinos, no estaba dispuesto a «engordar a esos señoritos de París». El miércoles 16 de agosto de 1933, un ujier portador de innumerables notificaciones de apremio llamó a su puerta, acompañado por dos gendarmes, para embargarle bienes hasta cubrir los nueve mil francos que debía al fisco. Los agricultores vecinos acudieron a echarle una mano; después de intercambiar invectivas, los gendarmes tuvieron que batirse en retirada. Volvieron con refuerzos. Los agricultores también... En circunstancias normales, el suceso habría quedado circunscrito a aquel rincón del departamento, pero acabó convirtiéndose en el catalizador de un descontento general que sólo esperaba la ocasión de expresarse. Había sonado la hora de la revuelta contra los impuestos.
Se organizaron manifestaciones. En la segunda quincena de agosto, hubo no menos de cuarenta y cuatro, a las que se sumaron aquí asociaciones de la juventud patriótica y antiguos combatientes, allá sindicatos y corporaciones, acullá antirrepublicanos militantes y en todas partes gente descontenta e indignada que se consideraba expoliada, desposeída, robada. Los grandes culpables eran los impuestos; el gran enemigo, el Estado. El gobierno observaba con preocupación los colores de aquel incendio que no dejaba de ganar terreno. En Sedan, Épinal, Roubaix, Grenoble, Le Mans, Nevers o Châteauroux se concentraron miles de personas. Las fuerzas del orden tuvieron que intervenir en todas partes. Se incendiaron coches y también tiendas; las ambulancias no paraban de ir y venir. En Béziers se tomó una decisión colectiva que estaba en la mente de todos: «Los contribuyentes signatarios llaman a la movilización general para organizar, si es necesario, la objeción fiscal.» Se había pronunciado la gran frase, y no por parte de los comunistas, sino de comerciantes, artesanos, farmacéuticos, notarios, médicos... Muchos contribuyentes se declararon dispuestos a devolver, a su correspondiente diputado, su declaración de la renta sin cumplimentar. El gobierno se veía amenazado por todas partes por una forma desastrosa de revuelta: la huelga general tributaria.
El gobierno se veía amenazado por todas partes por una forma desastrosa de revuelta: la huelga general tributaria.


martes, 31 de enero de 2023

Sofocando el Sí es Sí

Esta mañana me he acercado al kiosco a ver los titulares de prensa, y casi todos coincidían.
Sánchez, asustado por el coste electoral que le está suponiendo los efectos judiciales de la ley “Sí es Sí”, ha decidido modificar la envenenada ley, quiera o no la responsable titular del ministerio de igualdad (??).
Nunca tendría que haber salido una ley tan ignominiosa, porque nunca tendría que haber llegado a ministra tal ejemplar, ni tampoco tendría que haber llegado Podemos a sentarse en el Consejo de ministros. Es inverosímil, pero cierto, aunque si lo pensamos en frío, es una pesadilla que tomó forma después del que el felón jurara sobre la Biblia que no gobernaría con Podemos (ni con los independentistas) “porque le quitaba el sueño solo de pensarlo”. Pues parece que la pesadilla cristalizó y nos acostumbramos a ella.
Por eso, por el maldito hábito de la gente de acostumbrarse a todo, es por lo que este gobierno sólo puede ser  expulsado de la Moncloa por unas elecciones, presuntamente en noviembre que, sea dicho de paso, no podrá ganar a menos que las locales de mayo no le sean catastróficas. 
de ahí las prisas de actuar, en contra de sus socios de gobierno, para amortiguar el chorreo de violadores excarcelados debido a la ley, y que seguirán. 
Aparte de las eleciones, en el segundo trimestre el felón será nombrado presidente de turno (6 meses) de la UE, lo que puede ser un escaparate francamente perjudicial contra su bonita figura si le achacan en toda Europa el desaguisado de la ley y los excarcelados. 
Aunque en Europa se están cociendo los mismos desaguisados. En Gran Bretaña, por una ley similar del parlamento escocés, ya van dos Trans violadores que son encarcelados en prisión de mujeres, lo que ha despertado una ola de indignación que ha obligado a rectificar. 
Sí, España se parece cada vez más a Europa, pero ésta también parece imitar a España cada vez más. En Europa también hay grave desorientación.
Todos lo países  están en crisis, desvelada tras la pandemia y la posterior inflación que no cede. Y no olvidemos la guerra, siempre amenazante. Todos los gobiernos están dando palos de ciego, y todos han abrazado esa peste de hoy de la indentidad.
El identarismo es la fiebre que hoy nos corroe. El Nacionalismo, el post Feminismo, el post comunismo, son banderines de enganche donde los desorientados cuelgan sus penas y se someten a un nuevo credo: algunos para no suicidarse en vida lo hacen entregando sus alma a este tipo de nuevos credos.
Por otra parte, ya ha demostrado el felón, al menos dos veces, su obsesión patológica por dejar huella en la historia. La última, vean el vídeo de Máximo Huerta sobre su dimisión. Es alucinante que va a presentarle la dimisión, y SM el felón no le deja hablar, exhibiendo sólo su obsesión sobre cómo le recordará la Historia. 
Esta pasión, desconocida, no contemplada por Freud y sucesores, que yo sepa, es una de las más potentes y dañinas, capaz de causar guerras y revoluciones. Mucho más dañina que la pasión sexual, o por el dinero, o el poder, las más frecuentemente aludidas. Yo incluyo en esta pasión de poder en la oscura, pero terca, de querer pasar a las Historia. El anhelo de poder es más evidente, pero detrás, agazapado, ésta el deseo de entrar con mayúsculas en los libros de Historia. 
En todo caso, el felón está obsesionado, como mostró hace poco en público cuando dijo “pasaré a la Historia por exhumar los restos de Franco” https://youtu.be/vS79Lnm6sFc
Inenarrable. He ahí su leitmotiv (https://www.rae.es/dpd/leitmotiv) recurrente, que le justifica ante el futuro todos los despropósitos, algunos irreversibles, que está sembrando cual Calígula sin Imperio. 
Poco le importa que quizás los cronistas le recuerden como un autócrata que, como decía el historiador Antonio Elorza, 
El Gobierno de Pedro Sánchez, ostensiblemente, no se entrega a gobernar bien para justificar una futura reelección, sino a destruir la posibilidad de alternativa“
Resultado de su ciega pasión oculta.

sábado, 28 de enero de 2023

Escenario no confortable

Las soluciones escasean

La crisis inglesa es la avanzadilla de nuestros problemas inminentes. 

El The Telegraph no se muerden la lengua a la ahora de poner en su sitio al gobierno Torie. Véase por ejemplo Jeremy Adams. En su opinión, aunque teme más a los laboristas, el gobierno está fracasando estrepitosamente. 

Todos estamos fracasando. Y el fracaso de Occidente es la ruina para los Países emergentes. 

Como en todas partes, por ejemplo España, el gobierno se desmarca de la realidad en sus discursos mega optimistas que recurre a un futuro inventado. Por ejemplo, la IA, según el gobierno tipo occidental, es la recojo madre de todas las soluciones. En Inglaterra también. Como dice Jeremy, el ministro del Tesoro,


“Hunt dijo que le había pedido a ChatGPT, la nueva forma de IA de código abierto de la que todo el mundo habla, que escribiera las primeras líneas de su discurso. De manera similar, le pedí que escribiera mi párrafo final. "ChatGPT está al máximo de su capacidad en este momento", respondió inútilmente, y aún permaneció allí algún tiempo después. Las soluciones, al parecer, escasean.”


En el futuro no veo un escenario confortable. La deuda pública ha subido en nuestras economías de manera exponencial. Me remito a mi anterior artículo la matemática de la Deuda.

(

Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%.



Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así. 
Si se  produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? El o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque sería un caso extremo. 
Controlar la deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, Solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio

%Deuda/PIB = Déficit/PIB + deuda*interés/PIB - %PIB. 

Para que dicho incremento sea cero, el presupuesto debe ser equilibrado (déficit cero) y el interés debe ser inferior al incremento % del PIB. Es decir, estabilizar el presupuesto y que el PIB más que el nivel del tipo de interés.
Pero lo que nos dicen las predicciones para los próximos años es que el crecimiento va a ser muy bajo. Es posible que los tipos de interés bajen, según predice el modelo de L. Summers: vivimos un lento estancamiento (Secular Stagnation), lo cual se deduce de la lenta caída secular de los tipos de interés, indicio de que el rendimiento del capital decae y, por ende, también la inversión. A ello se agrega la caída de la demografía en los más países más destacados, como EEUU, China, Europa.
Esto augura unos ingresos fiscales  decrecientes y unos gastos por desgracia difíciles de recortar, con una población activa menguante, y gastos sociales que tienden a consolidarse, por la resistencia de la población a renunciar en nombre del futuro, lo que agudiza la transferencia de cargas financieras a generaciones futuras. Estos futuros deudores tienen una precisión cierta de que, por primera vez en setenta años, no van a ingresar una renta vital mayor que la de sus padres.

¿Cual serían las soluciones para recortar mundialmente la Deuda/PIB? 
Adelantó algunas, pero ya digo que son difíciles de implementar.
Una posibilidad, quizás la mejor, sería una negociación mundial para consolidar deudas con activos, y aplicar una reconversión de la deuda neta para alargar vencimientos y recortar tipos de interés. Tal tipo de reconversión supone un castigo para los acreedores, pero como son dudas de gobiernos frente a frente, todos saldrían ganando con la operación: se generaría más crecimiento y bajarían los tipos. La economía mundial encontraría un horizonte más despejado y se desinflarían conflictos amenazadores que ensombrecen el horizonte. 
Pero es difícil confiar en que se produzca, por varios motivos. Primero, los gobiernos del mundo tendrían que reconocer sus deudas con los demás, a lo que ciertos países seguro se negarían. Segundo, las negociaciones podrían ser largas, si es que las hay. Tercero, en esta hipótesis se entrometen cuestiones de geoestrategia que pueden anular las buenas intenciones desde antes de comenzar. Cuarto, el reciente Foro de Davos demuestra que la mayoría de los gobiernos, y CEOs de multinacionales, están más inclinados a proyectar una ilusión de que estamos a punto de entrar en una era de revolución tecnológica, que para difundir ni siquiera ligeras notas de pesimismo. “Estamos mejor que nunca”, es el mensaje.
La solución alternativa sería que los gobiernos, país a país, se pusieran manos a la obra para reducir la deuda. Esto, cuando los bancos centrales están en modo de doblegar la inflación, sin haberlo conseguido del todo, dañaría a la economía mundial en una medida difícil de tomar por la contracción de la demanda que supondría. Y no se piense que si los bancos centrales abandonan su lucha, los mercados de deuda se destensarían. La inflación, tarde o temprano, haría subir los tipos de interés por encima de la tasa de inflación.
Tampoco se puede soñar con una política de represión de la deuda bajando los tipos en toda la curva, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces era una política aceptablemente políticamente, que además no generó inflación. Hoy sería imposible, porque los mercados, más libres que entonces, no lo aceptarían: no comprarían esa deuda más que a rendimientos muy altos, lo que implica un caída de su valor...
Los bancos centrales quieren atenerse a su mandato, pero los gobiernos, que son sus accionistas, no colaboran a ello, pues aumentan su deuda y eso impulsa a su monetización= inflación. Es más, las deudas públicas han aumentado, pese a que los impuestos se han subido, y pese a la inflación, que siempre ayuda a aumentar el PIB nominal, denominador de la ecuación.
En realidad, con el aumento de las participación en el PIB, el gasto público ha invadido y sobrepasado al sector privado, de cuya contribución productiva vivimos todos, incluso el estado. Cuando una empresa privada se vuelve improductiva, quiebra y se liquida. Cuando el estado aumenta su su gasto y sus funcionarios, está generando un efecto”crowding out” a largo de expulsión de la inversión privada, la que a largo plazo crea riqueza, puestos de trabajo sostenibles y productividad. 
Además, los gobiernos han descubierto repentinamente lo cool que es aumentar el gasto armamentista, del 0,5% del PIB a 4 o 5 veces más. Una muesca más en el presupuesto y la deuda. 
Hay otra razón para impedir la reducción de la deuda mundial. Se trata de la agenda 2030, de lucha contra el calentamiento climático, lo que irremisiblemente aumenta la deuda pública y desplaza la inversión privada.  Sencillamente, no se ha producido, ni se producirá a corto plazo, el cambio tecnológico que permita reconvertir las industria mundial sin grandes quebrantos de empleo, caída de la renta, y aumento de la deuda. Desgraciadamente, la dichosa agenda es una quimera que crea ilusión, pero plantea problemas irreductibles - aparte de que hay países, digamos China, que sistemáticamente no cumple esos acuerdos. Los firma para que Occidente se cubra más de deudas... 
Esos problemas no se dicen, pero están acechando.

Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%.



Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así. 
Si se  produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? El o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque sería un caso extremo. 
Controlar la deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, Solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio

%Deuda/PIB = Déficit/PIB + deuda*interés/PIB - %PIB. 

Para que dicho incremento sea cero, el presupuesto debe ser equilibrado (déficit cero) y el interés debe ser inferior al incremento % del PIB. Es decir, estabilizar el presupuesto y que el PIB más que el nivel del tipo de interés.
Pero lo que nos dicen las predicciones para los próximos años es que el crecimiento va a ser muy bajo. Es posible que los tipos de interés bajen, según predice el modelo de L. Summers: vivimos un lento estancamiento (Secular Stagnation), lo cual se deduce de la lenta caída secular de los tipos de interés, indicio de que el rendimiento del capital decae y, por ende, también la inversión. A ello se agrega la caída de la demografía en los más países más destacados, como EEUU, China, Europa.
Esto augura unos ingresos fiscales  decrecientes y unos gastos por desgracia difíciles de recortar, con una población activa menguante, y gastos sociales que tienden a consolidarse, por la resistencia de la población a renunciar en nombre del futuro, lo que agudiza la transferencia de cargas financieras a generaciones futuras. Estos futuros deudores tienen una precisión cierta de que, por primera vez en setenta años, no van a ingresar una renta vital mayor que la de sus padres.

¿Cual serían las soluciones para recortar mundialmente la Deuda/PIB? 
Adelantó algunas, pero ya digo que son difíciles de implementar.
Una posibilidad, quizás la mejor, sería una negociación mundial para consolidar deudas con activos, y aplicar una reconversión de la deuda neta para alargar vencimientos y recortar tipos de interés. Tal tipo de reconversión supone un castigo para los acreedores, pero como son dudas de gobiernos frente a frente, todos saldrían ganando con la operación: se generaría más crecimiento y bajarían los tipos. La economía mundial encontraría un horizonte más despejado y se desinflarían conflictos amenazadores que ensombrecen el horizonte. 
Pero es difícil confiar en que se produzca, por varios motivos. Primero, los gobiernos del mundo tendrían que reconocer sus deudas con los demás, a lo que ciertos países seguro se negarían. Segundo, las negociaciones podrían ser largas, si es que las hay. Tercero, en esta hipótesis se entrometen cuestiones de geoestrategia que pueden anular las buenas intenciones desde antes de comenzar. Cuarto, el reciente Foro de Davos demuestra que la mayoría de los gobiernos, y CEOs de multinacionales, están más inclinados a proyectar una ilusión de que estamos a punto de entrar en una era de revolución tecnológica, que para difundir ni siquiera ligeras notas de pesimismo. “Estamos mejor que nunca”, es el mensaje.
La solución alternativa sería que los gobiernos, país a país, se pusieran manos a la obra para reducir la deuda. Esto, cuando los bancos centrales están en modo de doblegar la inflación, sin haberlo conseguido del todo, dañaría a la economía mundial en una medida difícil de tomar por la contracción de la demanda que supondría. Y no se piense que si los bancos centrales abandonan su lucha, los mercados de deuda se destensarían. La inflación, tarde o temprano, haría subir los tipos de interés por encima de la tasa de inflación.
Tampoco se puede soñar con una política de represión de la deuda bajando los tipos en toda la curva, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces era una política aceptablemente políticamente, que además no generó inflación. Hoy sería imposible, porque los mercados, más libres que entonces, no lo aceptarían: no comprarían esa deuda más que a rendimientos muy altos, lo que implica un caída de su valor...
Los bancos centrales quieren atenerse a su mandato, pero los gobiernos, que son sus accionistas, no colaboran a ello, pues aumentan su deuda y eso impulsa a su monetización= inflación. Es más, las deudas públicas han aumentado, pese a que los impuestos se han subido, y pese a la inflación, que siempre ayuda a aumentar el PIB nominal, denominador de la ecuación.
En realidad, con el aumento de las participación en el PIB, el gasto público ha invadido y sobrepasado al sector privado, de cuya contribución productiva vivimos todos, incluso el estado. Cuando una empresa privada se vuelve improductiva, quiebra y se liquida. Cuando el estado aumenta su su gasto y sus funcionarios, está generando un efecto”crowding out” a largo de expulsión de la inversión privada, la que a largo plazo crea riqueza, puestos de trabajo sostenibles y productividad. 
Además, los gobiernos han descubierto repentinamente lo cool que es aumentar el gasto armamentista, del 0,5% del PIB a 4 o 5 veces más. Una muesca más en el presupuesto y la deuda. 
Hay otra razón para impedir la reducción de la deuda mundial. Se trata de la agenda 2030, de lucha contra el calentamiento climático, lo que irremisiblemente aumenta la deuda pública y desplaza la inversión privada.  Sencillamente, no se ha producido, ni se producirá a corto plazo, el cambio tecnológico que permita reconvertir las industria mundial sin grandes quebrantos de empleo, caída de la renta, y aumento de la deuda. Desgraciadamente, la dichosa agenda es una quimera que crea ilusión, pero plantea problemas irreductibles - aparte de que hay países, digamos China, que sistemáticamente no cumple esos acuerdos. Los firma para que Occidente se cubra más de deudas... 
Esos problemas no se dicen, pero están acechando.)


Todos los países están endeudados de tal manera que el futuro está cada vez más condicionado. Es curioso que esto haya sido simultáneo a la inflación actual, que los bancos centrales están intentando reconducir. Una hazaña cada vez más imposible, pues tarde o temprano tendrán que comprar esa deuda, que tarde o temprano se traducirá en más inflación. Como si no bastara la amenaza Putin de subir los previos energéticos, ya reavivados por la creciente demanda china.

Esto augura un futuro inflacionista, muy diferente al escenario anterior de estabilidad de precios. Pero uno de los factores que habían contribuido a esa contención de precios, la globalización, está desapareciendo. La Globalización había creado una competencia extrema entre países, lo que había deflactado los precios mundiales. Lo malo es que algunos países polizones, cono China, habían manipulado sus precios de exportaciones con un tipo de cambio devaluado y unos costes internos muy bajos. Eso se tradujo en la invasión china de los mercados mundiales, sobre todo de EEUU, y un excedente acumulado exterior gigantesco, pues EEUU y sus aliados lo permitían e, incluso, metieron a China en la OMC. Miel sobre hojuelas para China. Conquistaba los mercados de sus enemigos, y acumulaba una riqueza con la que compraba deuda de los pardillos occidentales, con el resultado actual de nuestra enorme deuda con China y, encima, nuestros mercados sometidos a sus precios manipulados. China, dueña del mundo. Nosotros, con unas deuda creciente precisamente con China. Esa es la realidad.

Entonces esto traza unos escenarios futuros, incluso a coro plazo, nada halagüeños. Por una parte, una inflación que no bajará a sus niveles de décadas anteriores, pero inevitable a partir de un nivel crítico de deuda que Loma bancos centrales tendrán que comprar, emitiendo dinero.

Por otro lado, a un periodo de inflación puede sucederle otro de contracción, porque ya nadie quiere esa deuda, lomque hará subir los tipos de interés al,cielo, como sucedió en 1930-34. Tras la inflación de los 1922, se intentó, con enorme desacierto, reimplantar el paredón oro, lo que provocó la,crisis de 1929, preludio de la llegada de Hitler al poder y la Segunda gran Guerra.

Esto es el panorama que hemos sembrado, bajo la atenta mirada mirada de China...


viernes, 27 de enero de 2023

En el nombre de

Érase una vez, en Algeciras, un islamista, cuyo nombre no quiero saber, que rezó a Alá, y en su nombre, tomó un cuchillo o machete, no se muy bien, y salió a la calle a matar. Asesinó a un sacristán de la parroquia, un hombre que no había hecho mal a nadie. Ahora se han cerrado filas en defensa del Islam que, como todo el mundo sabe, no tiene nada que ver, ni remotamente, con el hecho. Hecho que ya se ha repetido en Europa decenas de veces, y recientemente. Pero las autoridades cierran filas: no, no ha sido el Islam. Incluso Ignacio Vera, hoy, en su lamentable columna, que cuelgo aquí.

Es verdad que en España hay musulmanes perfectamente adaptados e integrados en España. Yo soy amigo de algunos. 

Pero también es cierto que hay fanáticos islamistas que matan atropellando a paseantes, incluso a niños. Francia ha sufrió muchos actos vandálicos, e Inglaterra, y Alemania. Recuérdese. Una vez en Niza uno de estos lanzó un camión contra centenas de paseantes domingueros. Y otros, en otros países, innumerables y olvidadas veces. 

Las autoridades europeas quieren sofocar como sea que nos han declarado una guerra, arraigada en varios gobiernos islamistas, y ejecutada por frentes militares financiados por esos países amigos, como el DAES.

Una larga guerra de desgaste que lleva ya muchos años, desde que empezaron a invadir Europa con sus mujeres preñadas, un arma letal que al cabo de los años, ha resultado en millones de musulmanes inadaptados, rencorosos (solo en Francia en torno a 7-8 millones), que quieren desahogar su frustración vital abrazando el Islam como arma arrogadiza. Suben y bajan los atentados, pero no cesan ni cesarán. No sé si lograrán su objetivo final, pero seguirán matando gente que pasaba por ahí. Culpa suya.

Paris, Discoteca Bataclán, 2015, 130 muertos, culpables de pasar por ahí. Recuerdan a la mujer embarazada pidiendo socorro, colgada de un balcón durante horas? Qué error el suyo, estar embarazada y pasar por ahí! Etc. 

Que son psicopatas? Sin duda, pero también sicarios enviados por Alá para que DAES (y sus patrocinadores) logre su objetivo final. 

Si, Ignacio Vera. El terrorismo antes nos unía. Ahora no, porque las autoridades quieren ser cómplices.  Nosotros, los indefensos, no queremos guerra. Sólo pedimos un poco de eficacia policial. Y no entreguismo políticamente correcto!


miércoles, 25 de enero de 2023

Matemática de la deuda

Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%.



Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así. 
Si se  produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? El o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque sería un caso extremo. 
Controlar la deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, Solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio

Incremento Deuda/PIB = Déficit/PIB + Pagos intereses/PIB - incremento PIB. 

Para que dicho incremento sea cero, el presupuesto debe ser equilibrado (déficit cero) y el interés debe ser inferior al incremento % del PIB. Es decir, debe estabilizarse el presupuesto y que el aumento porcentual del PIB sea mayor que el nivel del tipo de interés.
Pero lo que nos dicen las predicciones para los próximos años es que el crecimiento va a ser muy bajo. Es posible que los tipos de interés bajen, según predice el modelo de L. Summers: vivimos un lento estancamiento (Secular Stagnation), lo cual se deduce de la lenta caída secular de los tipos de interés, indicio de que el rendimiento del capital decae y, por ende, también la inversión. A ello se agrega la caída de la demografía en los más países más destacados, como EEUU, China, Europa.
Esto augura unos ingresos fiscales  decrecientes y unos gastos por desgracia difíciles de recortar, con una población activa menguante, y gastos sociales que tienden a consolidarse, por la resistencia de la población a renunciar, en nombre del futuro, a sus percepciones públicas. Lo que agudiza la transferencia de cargas financieras a generaciones futuras. Estos futuros deudores tienen una previsión cierta de que, por primera vez en setenta años, no van a ingresar una renta vital mayor que la de sus padres.

¿Cual serían las soluciones para recortar mundialmente la Deuda/PIB? 
Adelanto algunas, pero ya digo que son difíciles de implementar.
Una posibilidad, quizás la mejor, sería una negociación mundial para consolidar deudas con activos, y aplicar una reconversión de la deuda neta para alargar vencimientos y recortar tipos de interés. Tal tipo de reconversión supone un castigo para los acreedores, pero como son deudas de gobiernos frente a frente, todos saldrían ganando con la operación: se generaría más crecimiento y bajarían los tipos. La economía mundial encontraría un horizonte más despejado y se desinflarían conflictos amenazadores que ensombrecen el horizonte. 
Pero es difícil confiar en que se produzca, por varios motivos. Primero, los gobiernos del mundo tendrían que reconocer sus deudas con los demás, a lo que ciertos países seguro se negarían. Segundo, las negociaciones podrían ser largas, si es que las hay. Tercero, en esta hipótesis se entrometen cuestiones de geoestrategia que pueden anular las buenas intenciones desde antes de comenzar. Cuarto, el reciente Foro de Davos demuestra que la mayoría de los gobiernos, y CEOs de multinacionales, están más inclinados a proyectar una ilusión de que estamos a punto de entrar en una era de revolución tecnológica, que para difundir ni siquiera ligeras notas de pesimismo. “Estamos mejor que nunca”, es el mensaje.
La solución alternativa sería que los gobiernos, país a país, se pusieran manos a la obra para reducir la deuda. Esto, cuando los bancos centrales están en modo de doblegar la inflación, sin haberlo conseguido del todo, dañaría a la economía mundial en una medida difícil de tomar por la contracción de la demanda que supondría. Y no se piense que si los bancos centrales abandonan su lucha, los mercados de deuda se destensarían. La inflación, tarde o temprano, haría subir los tipos de interés por encima de la tasa de inflación.
Tampoco se puede soñar con una política de represión de la deuda bajando los tipos en toda la curva, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces era una política aceptablemente políticamente, que además no generó inflación. Hoy sería imposible, porque los mercados, más libres que entonces, no lo aceptarían: no comprarían esa deuda más que a rendimientos muy altos, lo que implica un caída de su valor...
Los bancos centrales quieren atenerse a su mandato, pero los gobiernos, que son sus accionistas, no colaboran a ello, pues aumentan su deuda y eso impulsa a su monetización= inflación. Es más, las deudas públicas han aumentado, pese a que los impuestos se han subido, y pese a la inflación, que siempre ayuda a aumentar el PIB nominal, denominador de la ecuación.
En realidad, con el aumento de las participación en el PIB, el gasto público ha invadido y sobrepasado al sector privado, de cuya contribución productiva vivimos todos, incluso el estado. Cuando una empresa privada se vuelve improductiva, quiebra y se liquida. Cuando el estado aumenta su su gasto y sus funcionarios, está generando un efecto”crowding out” a largo de expulsión de la inversión privada, la que a largo plazo crea riqueza, puestos de trabajo sostenibles y productividad. 
Además, los gobiernos han descubierto repentinamente lo cool que es aumentar el gasto armamentista, del 0,5% del PIB a 4 o 5 veces más. Una muesca más en el presupuesto y la deuda. 
Hay otra razón para impedir la reducción de la deuda mundial. Se trata de la agenda 2030, de lucha contra el calentamiento climático, lo que irremisiblemente aumenta la deuda pública y desplaza la inversión privada.  Sencillamente, no se ha producido, ni se producirá a corto plazo, el cambio tecnológico que permita reconvertir las industria mundial sin grandes quebrantos de empleo, caída de la renta, y aumento de la deuda. Desgraciadamente, la dichosa agenda es una quimera que crea ilusión, pero plantea problemas irreductibles - aparte de que hay países, digamos China, que sistemáticamente no cumple esos acuerdos. Los firma para que Occidente se cubra más de deudas... 
Esos problemas no se dicen, pero están acechando.


¿Quiebra de los bancos centrales?

¿Quiebra de los bancos centrales?


Carlos Sánchez, en El Confidencial, trata de alertarnos de una posibilidad de que los bancos centrales estén registrando pérdidas, desde que sus políticas pro-impulso monetario (emitiendo dinero mediante la adquisición de deuda pública) haya sido cambiado a lo contrario, es decir, a contraer la liquidez para reducir la inflación (https://www.elconfidencial.com/economia/2023-01-25/subida-tipos-multimillonarias-bancos-centrales_3563508/).

¿Es preocupante [que los bancos centrales] Puedan entrar en bancarrota? Lo que está claro es que el BCE forma parte del Eurosistema, y eso significa que lo que pase en el BCE afectará indefectiblemente a la cuenta de resultados del Banco de España, que supone el 10% del capital del banco central. Y las cuentas no dejan lugar a dudas. Si hasta la primera subida de los tipos de interés la banca comercial pagaba un 0,5% por depositar sus excedentes de liquidez en el BCE, hoy cobra un 2% por la misma operación. Precisamente, en el marco de un progresivo endurecimiento de la política monetaria en aras de doblegar la inflación. Algunos informes han estimado que el BCE tendrá que pagar a lo largo de este año unos 70.000 millones de euros por los depósitos colocados por la banca comercial. 

Llamo la atención sobre que no responde a la inquietante pregunta, un “non comment” mediante el desvío de la atención tras la “inquietante” pregunta…
Intentaremos responder a ella, (que no dudo que C. Sánchez conoce), pero antes veamos con detalle como sucede que un todopoderoso Banco Central registre pérdidas y cuáles serían las consecuencias. 
Los bancos centrales son entidades financieras curiosas desde que existe el sistema monetario de dinero Fiat, es decir, dinero que no necesita contrapartida en el activo para que la gente lo mantenga en su poder con el fin de realizar transferencias, usarlo como depósito de valor, y como unidad de cuenta. Para esos fines, la gente que lo detenta y usa exige que su valor sea estable (la inflación sea baja), de manera que no le suponga una pérdida tenerlo en su cuenta corriente. 
El Banco Central opera con la banca privada en el mercado interbancario, donde se determina el tipo de interés básico anunciado por el Banco Central. Esto implica que el Banco Central interviene en el mercado comprando o vendiendo letras de tesoro a la banca privada con la cantidad necesaria para que el tipo de interés de mercado sea el anunciado por él. 
Mediante la intervención del Banco Central, la banca consigue adquirir o vender la liquidez que necesita para cuadrar su tesorería. Esa liquidez, la banca la deposita en una cuenta que tiene con el Banco Central, por la que recibe normalmente un % marginalmente superior (salvo excepciones) al tipo de mercado. Así la banca gestiona su liquidez necesaria para sus operaciones de crédito, y el Banco Central pone un precio básico, luego repercutido a todos los mercados financieros, lo que se traduce en la llamada “curva de interés”, que no es más que la gráfica de la serie de los tipos de interés a distintas plazos. Normalmente ésta curva es de “pendiente positiva” que quiere decir que, a mayor plazo, mayor es el tipo de interés. 
El tipo de interés mínimo de la curva es el del mercado interbancario, determinado por el BC. 
Estos son conceptos muy básicos que no voy a detallar aquí, pues nos interesan más lo que pasa en las cuentas patrimoniales del Banco Central y calibrar lo que significa que entre en pérdidas. 
Normalmente, cuando el Banco actúa como hemos descrito, obtiene lo que se llama la “renta de señoreaje”, consistente en la pequeña diferencia de tipos del interés entre los tipos comprador y vendedor de sus operaciones descritas no más arriba. Esta diferencia entre el tipo de interés comprador y vendedor es mínima, pero como el volumen de operaciones diarias es muy elevado, al cabo del año se traducen en grandes márgenes. Ahora bien, como el accionista del BC es el Tesoro, éstos beneficios recaen en favor del mismo, por lo que que los beneficios y pérdidas interesan sobre todo a la Hacienda pública. 
Ahora bien, los últimos tiempos no han sido normales, al menos desde 2008. Hemos sufrido una crisis financiera muy grave, una Pandemia también muy grave, y luego una inflación muy alarmante que ha obligado a los BC ha cambiar su rumbo y pasar de una expansión a una contracción monetaria. Esto ha generado pérdidas patrimoniales porque la deuda pública adquirida y almacenada en sus activos, ha caído de precio (debido a que la curva se intereses ha subido), y por lo tanto el BC ha visto como sus activos - principalmente deuda pública) se depreciaban, mientras que el pasivo aumentaba. Esto es nada más que La descripción de una pérdida contable, que básicamente no afecta más a que la caída de beneficios transferidos a Hacienda.  
En el otro lado del balance se encuentra el pasivo, que en el BC es el dinero  emitido, lo que hemos definido más arriba por una de sus funciones. Es un dinero Fiat, que quiere decir exactamente que no está respaldado por en activo, sino por la aceptación de la gente a tenerlo y usarlo, con la única condición de que no se devalúe mucho. Hoy en día se acepta como óptima una inflación del 2%. 
Ahora bien, hemos pasado de un periodo de baja inflación, incluso deflación, y eso ha obligado a lo suyo bancos centrales a comprar masivamente deuda pública, par que la curva de interés bajara, y luego. Hacer todo lo contrario,  a subir tipos y vender la deuda de sus activos con pérdidas. Pero ¿son pérdidas reales, con repercusión para el resto económico? Recordemos: el BC se financia emitiendo dinero, y este dinero es Fiat, lo que quiere decir que él coste de emisión es cero para el BC (mientras se cumpla con la expectativa de la gente de que la inflación es baja o se va a reconducir). Si no fuera así, la gente intentaría cambiar sus activos líquidos por otros menos líquidos y más rentables, o protegidos de la inflación (deuda indiciada). 




En el gráfico vemos el tipo de interés oficial, base de todos los demás, y las expectativas de inflación medidas por el diferencial de rendimiento entre la deuda pública a 10 años nominal y ajustada de inflación. Es claro que, recientemente, las expectativas de inflación se han moderado algo, mientras la FED elevaba su tipo de interés básico hasta el 4,5%, desde el 0,5% vigente desde la pandemia. Pero de momento no hay signos de que la FED vaya a bajar tipos en breve.


Recapitulando: el BC adquiere siempre su renta de señoreaje, que va a revertir al Tesoro como beneficio de sus acciones en la entidad. En los últimos años, los bancos centrales han tenido pérdidas porque al subir los tipos de interés, el precio de sus activos de deuda han caído y desvalorizado su activo. Esto no es más que una pérdida contable sin ningún problema visible de quiebra. Antes, cuando los bancos centrales eran privados, necesitaba pagar a sus accionistas y era un problema si tenía pérdidas. Pero eran otros tiempos, y no mejores necesariamente.

domingo, 22 de enero de 2023

Geoestrategia

La geoestrategia es un arcano para la inmensa mayoría, la que con sus votos decide quien gobierna y legisla un país durante cuatro años.

En este artículo tenemos una prueba de lo lejos que nos quedan estos temas tan ignotos como de crucial importancia. No hay más que pensar en el vil comportamiento de Francia con España en cosas cono el santuario para la ETA en la región Vasco francesa (hasta los noventa), y la resistencia de nuestro vecino a la entrada de España en la Comunidad Europea, tan necesaria para consolidar la Transición a la Democracia (1986).

¿Por qué nos odiaba tanto Francia? Como explica Contreras, era su modo de debilitar su potencial frente del Sur, que mostraba un florecimiento económico incómodo. 

Hoy Francia ha rechazado el gaseoducto que hubiera alimentando a Alemania con La energía que antes venía de Rusia. Alemania es el archienemigo de Francia; la Unión Europea se forjó con el objetivo prioritario de unir las economías de ambos para quitarle las reiteradas ganas invasoras a Alemania. Desde los comienzos de esa Unión, Francia se otorgó el liderazgo político, ya que Alemania partía de una malísima imagen por su reciente nazismo... Pero ya en los años sesenta se convirtió en el incómodo líder económico que Francia no se esperaba. Francia no quería ni quiere fortalecer la economía alemana, para su gusto demasiado potente. Prefiere debilitar a su “aliado” y mantener su liderazgo político, aunque sea de unos países económicamente cuestionados, aunque hasta ahora Francia y Alemania siempre han votado juntas en las grandes cumbres europeas en cuestiones europeas, como la posible expulsión de Grecia que pedían algunos miembros. en caso discrepancia, han hablado aparte y se han puesto de acuerdo para votar lo mismo. En este extraño baile del minué se encuentran profundos motivos con siglos de antigüedad de guerras entre ambos. 

Por lo tanto, es detectable una jerarquía no explícita en la UE: mandan Francia y Alemania en los momentos difíciles, y los demás raramente pintan algo. Hay países, como la unión de Benelux, que está de acuerdo con ello, y a los Nórdicos no les interesa demasiado. A los del Sur se les da un toque de trompeta de vez en cuando, pero de lo contrario no tienen mucho poder: son países que dependen demasiado de Las transferencias del Norte: Países de carácter cuasi mendicante, generalmente masivamente apoyado con los votos. Irlanda es la única que se ha independizado con su boyante economía. 

España, en concreto, no tiene capital político para tener más peso en las decisiones, sobre todo porque al electorado español, además de fraccionado, no le importan esos problemas. Tradicionalmente, España ha tenido una política exterior de muy baja intensidad, y en declive, desde el siglo XIX. El separatismo y la división de las regiones han liquidado lo poco de capital que acumuló el régimen anterior, al que sí le preocupaban estos problemas como condicionante de la paz  y prosperidad interior.




https://www.eldebate.com/opinion/en-primera-linea/20220830/francia-quiere-debiles_56860.html

sábado, 21 de enero de 2023

Inversión directa extranjera

La inversión directa del exterior en España es un buen indicador de la expectativa económica suscitada por nosotros para el capital más estable. Es decir, del inversor que piensa a largo plazo y considera que España es un destino fiable, a medio y largo plazo, para su capital.
Por lo tanto, en su cálculo se excluyen las inversiones a corto plazo que responden al cálculo de una rentabilidad que cubre los riesgos a plazo de, digamos, menor de un año, riesgo que es fácil de estimar y determina llamar rentabilidad exigida. Por ejemplo, un bono nacional rinde - y por lo tanto, refleja en - un tipo de interés que cubre los riesgos de capital, inflación, devaluación cambiaria, etc. 
La inversión directa en principio no es sensible a esos capítulos de riesgo. Supone que a largo plazo serán compensados. Lo que le interesa al inversor es instalarse en España, fundar una empresa o participar en una existente, y el beneficio a largo que, capitalizado, le compense. Estudiará por lo tanto, la estabilidad política y social, la seguridad jurídica, la protección de la propiedad privada, las garantía de que podrá liquidar y recuperar su capital y ganancias sin impedimentos... 
es decir, es el inversor descrito por Shumpeter, que tanto anhelan los países en desarrollo como fuente de todo lo que conlleva este tipo de inversión: financiación estable y renovada, factor empresarial, nueva tecnología, puestos de trabajo... 
Es difícil acotar este concepto en cifras. Se sabe que ha sido crucial para los países subdesarrollados  que han conseguido dar el salto de la renta per capita al primer mundo, como España en los sesenta, Corea del Sur en los ochenta, Irlanda recientemente. Irlanda es un ejemplo especial porque uno de sus objetivos fiscales es gravar poco a la inversión directa, nacional o extranjera. Por eso nos ha rebasado netamente en renta per capita.



¿Impresionante, no? 
Lo malo es que la inversión directa es difícil de contabilizar con exactitud. Del flujo total de capital extranjero que entra en un periodo, habría que desgajar lacompra de títulos de renta fija y acciones compradas por motivos especulativos, muy apalancadas, y fácilmente liquidables y retornadas al país de origen.
En las comparaciones se suele usar la metodología de la OCDE, imperfecta pero homologables para todos los países que la siguen.
De esa metodología son las cifras que reproduce el BdE en el siguiente cuadro, de inversión directa en España en los últimos años. 



Lo que vemos es que, desde que gobierna Sánchez, se ha registrado una notable caída de las inversiones extranjeras, más de un 31%. La política de esta gobierno ha sido tan nefasta para la inversión general que lo que sorprende es que la caída no haya sido más pronunciada.
Me propongo obtener una serie más larga para medir el clima económico y políticas favorable, o no, para la inversión en las distintas etapas políticas.

viernes, 20 de enero de 2023

La democracia

Creo que uno de los problemas de la Democracia es que reduce el horizonte temporal del que está en el Poder de manera aguda, hasta el punto de reducirlo a menos de los cuarto años usuales que transcurren entre dos elecciones. Más aún, si el que ha ganado las elecciones ya empieza a pensar en las siguientes y supedita sus decisiones a eso.

No estoy diciendo nada nuevo. En Economía se conoce como ciclo electoral, es decir, ciclo provocado por el gobierno con decisiones que le benefician a corto plazo y perjudican a la nación a un horizonte más largo.

Esto explica, por ejemplo, el aumento de la deuda pública, que además de descargarse sobre los hombros de futuras generaciones, tienen un efecto depresivo sobre las inversiones privadas. También explica la manipulación de los mercados financieros para sostener mejor esa deuda, lo que puede llevar a la inflación. Estas y otras políticas, de clara intención electoral, no son lamentablemente percibidas así por los electores, que como se puede observar, tiene motivaciones nada racionales, o muy poco.

En España estamos viviendo un ciclo electoral muy pronunciado de este cariz, que está degradando instituciones básicas para el orden democrático. Sí, el orden democrático puede ser víctima de los que dicen defenderlo. ¿Pero no llegó Hitler al poder en una elecciones  en 1933? Hay tantos casos de “selección perversa” mediante intachables elecciones...

Lo único que sabemos es que “la democracia es el peor sistema excluyendo todos los demás”, decía Churchill. Eso quiere decir que, a veces hay que defenderla contra la ceguera de sus beneficiarios, si éstos están ciegos. ¿Pero cómo, si el que ejerce el poder se encarga sistemáticamente de sembrar de bombas al que viene después? 

Muy difícil, si no hay un convencimiento generalizado de las consecuencias de lo que se está urdiendo? 


jueves, 19 de enero de 2023

Nosotros jugamos en otra competición

El problema de Sánchez es que no se entera de qué va Europa. Mientras él hace demagogia populista, en Europa se está cambiando el modelo profundamente, buscando además la eficiencia económica perdida. 
El nuevo modelo europeo que parecen haber pactado la Comisión y los gobiernos más fuertes, como Francia y Alemania (con países adherentes), contempla más gasto público, más intervención pública, pero recuperando una eficiencia perdida en la gestión. En términos más concretos: industrias básicas intervenidas o nacionalizadas (como ha hecho Francia con la electricidad) y, a la vez, reforma dramática de instituciones básicas, como el agujero de las pensiones, que amenaza con llevarse todo por delante y convertirnos en verdaderos parias de la Tierra. 
Pero Sánchez no se entera o no le complace. No le van los problemas a largo plazo, y menos estratégicos, le va más la propuesta de sus socios de gobierno podemitas, de endeudarse para repartir prebendas a adictos y clientela. De paso, meter mano a las instancias más significativas que son varias: Tribunales, CNMV, Leyes claves de orden constitucional, INE (PIB, IPC, cifras de desempleo) y todo lo que le  salga al paso de su despilfarro que arruina al estado. Si alguna estrategia tiene Sánchez, ésta no puede ser más que dejarle las duras reformas ineludibles a su sucesor, presumiblemente de la derecha. 
Así va sembrando clientela y poniéndoselo difícil, muy difícil, al futuro gobierno. Pero eso no es estrategia económica sino electoral. 
Quizás, desde su punto de vista, tenga sentido. Si miramos a Francia en estos momentos, país que encarna la estrategia europea de más intervención estatal unida a más eficiencia (¿?), lo que vemos es un país patas arriba por las huelgas que le han montado a Macron para impedir que desarrolle sus planes de reformar las pensiones y hacerlas financieramente más sostenibles – reformas que, en realidad, tratan sólo de retrasar en el tiempo la quiebra. 
Esto quiere decir, por lo que dicen las encuestas, que la masa electoral, agrupada tras los sindicatos huelguistas, rechazan frontalmente el aumento de la edad mínima de jubilación, hoy una cifra escandalosa: 61 años, algunos a los 60. Macron la quiere elevar progresivamente a los 62, y naturalmente, nadie quiere que le quiten el caramelo de la boca. Ya en 2018 Macron quiso hacer la reforma y sin enfrentó a los “Gilets Jaunes” (chalecos amarillos), un ejército inesperado, interclasista, que obligó al gobierno a dar marcha atrás. 
Esto es un problema porque Francia es el país más emblemático de la Unión. Es, o era, el bastión del Estado centralista pero eficaz que había fundado De Gaulle con la V República en 1958. Gran Estado, grandes empresas públicas, gobernadas por altos funcionarios ejemplares, educados en la no menos ejemplar “École Normale”, bajo cuyo nombre se esconde la formación de los futuros dirigentes, previamente seleccionados, del Estado y de la Empresa - privada o pública, lo que igualaba la retribución en ambos sectores. Algo que en España se desconoce.
Esto funcionó durante muchos años, hasta que en la primera crisis de petróleo, en 1973, despertamos todos de un sueño, y vimos por primera vez que tendríamos que pagar una tasa cada vez mayor de nuestra opulenta renta por las materias primas. Luego vino la segunda crisis del petróleo; el  alivio pasajero de la caída del Muro de Berlín (que redujo el coste de defensa, lo que se dio en llamar “rédito de La Paz”), hasta que al poco tiempo el Gran Oriente, China, emergió y se apoderó de los mercados mundiales gracias a un tipo de cambio artificialmente bajo, lo que además se tradujo en pingües excedentes exteriores que se adueñaron del mercado financiero mundial. (Hay que decir que el “efecto China” no se limitó a eso: algunos clamaban por una imitación de su modelo.)
A esto se le llamó globalización, es decir, en crudo, competencia por la productividad, que muchos países ricos, entre ellos España, no supieron digerir. La ventaja de China es que es una dictadura, que puede controlar los precios más importantes, como son el tipo de interés, el tipo de cambio, y el salario, y dirigir los flujos de capital a los sectores seleccionados por su interés estratégico y de largo plazo. Pero para eso es necesario ser una dictadura policial, militarizada y amenazante. Nosotros somos demócratas, y no amenazamos a nadie. 
Y para rematarlo todo, la lenta pero destructiva caída demográfica empezó a asomar por el horizonte, lo que se traducía, como dice Larry Summers, en la “Secular Stagnation”, visible en la lenta pero evidente caída de los tipos de interés en las últimas décadas. Es decir, la lenta caída de la rentabilidad del capital. 
Parece que en Europa, y menos España, no se hacían eco del mensaje, salvo en los fracasados intentos de reformar las pensiones, pero con la mano en el freno de mano por si las masas electorales se rebelaban. 
Y se rebelaron. Por lo tanto, el déficit y la deuda aumentaron, y ya de paso se le dio un empujón al componente estructural de ambos.
Tras la Crisis Financiera de 2008, los gobiernos no han conseguido controlar el déficit fiscal ni la deuda. Lo que no tiene justificación es que no todo es déficit cíclico. Es decir, para unas futuras generaciones menguantes y pésimamente preparadas, se les echa a la espalda un débito que deberán amortizar con sus, según Summers, una rentas notoriamente más bajas. 
Repito, esto al gobierno de Sánchez no le incumbe. Todo lo contrario, él aumenta la deuda estructural y la dilapida en generosas prestaciones selectivamente elegidas por ideología. Cuando lleguen los Reformistas y los hombres de negro ya inventaremos unos chalecos amarillos que les hagan frente. 
Lo que no es difícil es adivinar el bloqueo de Europa por unas masas electorales rebeldes que se muestran en contra de su supervivencia y la de sus hijos. Si antaño, los países subdesarrollados como Corea, o España, o más tarde Chile, supieron engancharse al capitalismo de occidente, es porque sus gobiernos crearon expectativas ciertas de progreso inmediato. Efectivamente, las duras reformas crearon inmediatamente aumento de la productividad, empleo y salarios reales crecientes. La demografía mundial ayudaba a crear mercados fáciles de conquistar. Además, los tipos de cambio eran ajustables, un poco de inflación reducía el tipo de interés de pleno empleo, las inversiones real rentables.
Un modelo pedestre pero eficaz, en el que resonaba lejanamente el eco de Keynes, aunque éste apenas había formulado un modelo a largo plazo, si bien había manifestado de palabra que veía el futuro con una fuerte intervención estatal. Pero no precisó los detalles a largo plazo. De eso se encargarían sus  seguidores, como Robert Solow. En todo caso, nadie ha modelizado variables no cuantificables pero esenciales, como la ayuda exterior (plan Marshall), el papel del estado en la coordinación (Francia), la protección en seguridad (Europa, Corea), etc, que ahora no se dan. En el Gran Desarrollo europeo postbélico, estos factores jugaron un papel esencial, quizás más importantes que la cifra de los préstamos  en dólares, como dicen De Long & Eichengreen (https://econpapers.repec.org/paper/nbrnberwo/3899.htm)
El papel esencial del plan Marshall fueron las condiciones de la ayuda: que requerían a los países receptores que abrieran sus mercados exteriores, desregulizaran su gestión,  acabaran con la corrupción y los mercados cautivos… todo esto originó un abundante y duradero flujo de inversiones transatlánticas hacia Europa. El continente no tardó mucho en notar los efectos, entre los que habría que contar la creación de la CECA en 1950, embrión de la futura UE.
A eso se añadía la enorme ayuda militar, que ahorraron a los países europeos los gastos que hubiera supuesto tras la devastación de la guerra, un re armamento propio. En la base de todo eso estaba la gran capacidad económica y militar de EEUU tras la guerra.  
Estas condiciones ahora no se dan, todo lo contrario. Quizás la bonanza de entonces nos inyectó una especie de anestesia... 
EEUU es un país deficitario como los demás, la caída demográfica nos obliga a ahorrar una tasa mayor de nuestra renta, bajar el endeudamiento, pero de una forma coordinada para mantener una demanda mundial suficiente. Es decir, un nivel de coordinación difícil de concebir en estos momentos de dispersión del pensamiento.