En un artículo demoledor, Samuel Brittan (ex defensor del euro) cuestiona lo que llama
El vano intento de salvar al euro.
La pregunta de fondo es: ¿desea Alemania realmente salvar el euro? Es cuestionable, porque salvar al euro ahora mismo exige lo contrario del rigor económico. El giro que ha tomado Alemania y que está imponiendo a todos los demás países, Francia incluida, es sencillamente indigerible para muchos países, Francia incluida. Supongo que los británicos se están frotando las manos por haberse quedado fuera de esta historia.
Brittan alude a que siempre las Uniones Monetarias del pasado,
que no ha sido antes uniones políticas, han caído más o menos estrepitosamente.
Por ejemplo, la Unión Latina de 1865, unión de cuatro países "latinos" (Francia, Italia, Bélgica y Suiza) a los que luego se sumaron otros, fracasó por la incapacidad de Italia de controlar su déficit público y su intento de monetizarlo a escondidas de los demás miembros. ¿No les recuerda esto algo o mucho a la entrada y fracaso de Grecia en el euro? Italia entonces estaba recién unida, y la cohesión de sus estados anteriores exigía poner dinero: sobornar.
En 1870, Alemania era un reino de minúsculos reinos, que Bismark unió aprovechando la guerra contra Francia. De ahí nació el Thaler, la nueva moneda alemana, que nadie puso en duda. Unión política, unión monetaria.
De esa historia clara los unionistas europeos, federalistas inconfesos, han sacado confusas enseñanzas para imponer un proyecto que iba contra la lógica de la historia: en vez de unión política-unión monetaria, quisieron hacerlo al revés presentándolo como un gran logro histórico, jamás logrado. Aprendices de brujos.

Ahora Alemania pretende forzar el ajuste fiscal con una vuelta de tuerca a la financiación. Si se anuncia a los mercados que, a partir de ahora, los tenedores de deuda tienen que asumir algo de los costes del rescate de un país, los grandes inversores se retiran y recortan en sus carteras la cuota de deuda que tienen de ciertos países, por lo que caen sus cotizaciones y suben los tipos de rendimiento. Incluso España ha entrado en zona de dudas. Cuando a Grecia se le está exigiendo una reducción de su déficit del 7% /PIB, no se le puede subir el coste de financiación con una declaración que sí hubiera sido oportuna al comenzar el euro, en 1999. Once años de retaso son mucho años; se ha dejado creer, se han dejado formar expectativas, y ahora intentar rectificar no puede más que acercarnos aún más a la quiebra.
Lo que está haciendo Alemania es cargar la escopeta del señorito, al que le han puesto un pichón cojo para que no falle. Ni al mismísimo Fernando VII se las ponían así. A lo mejor alguien piensa que estoy diciendo que el euro está cojo: NO, yo no digo eso: yo digo que le están cortando TODO lo que le sirve para volar, y caminar. Todo esto en siolencio, en la sombra claro, para que los mercados e enteren mal y en el último nanosegundo, para que sea más estrepitoso.
PS: ayer vi a don Roberto
Centeno defender con valentía a Bernanke, en casa de la SECTA de
Federico. Eran dignas de ver las caras de don
César y don
Emilio, no sabían dónde poner sus miradas, -joder el cuerno que nos está metiendo éste sin vaselina- debían pensar en su estreñimiento manifiesto. Parecían vírgenes en un tablado de Boys. Me supo como el gol in extremis que metió
Pedro León al
Milan, ¡Toma!